miércoles, enero 29, 2025

Nuestro propio equipaje

 ¡Se es lo que se es!


 nadie debería, siquiera, intentar convencernos

 de lo contrario;


 si lo hace,

 deberíamos desoír,

ignorar


todo lo que confronte

con nuestra propia esencia,


 pese a todos, a todo,

 a lo que sea;


¿de qué otro modo

podríamos caminar con la cabeza erguida


seguros de lo que pensamos, deseamos,

de nuestro sentido, de nuestros empeños?


¡nadie tiene el derecho

de interferir en ello!


¡nadie!


si alguien nos aprecia, nos quiere

de verdad,


nos aceptará en nuestros peores momentos,

no solo en los mejores,


en los días de tormenta

y en los de sol ardiente;


si no es así,


deberíamos alejarnos,

al menos, ignorar


a quienes, con determinados intereses,

buscan cambiarnos, buscan reiniciarnos...


¡no somos como robots,

desarmables y ensamblables

según el experimento de ninguno!


no queremos, no deseamos,


¡no, no y no!


ser parte de la fila de imbéciles

que aceptan indicaciones, correcciones,

mandatos


que atentan

en contra de su naturaleza,


de sus elecciones,

de sus comportamientos,

actitudes, posturas, ¡ideas!


vayamos donde vayamos,

estemos donde estemos


deberíamos llevar, siempre,

nuestro propio equipaje,


bien o mal visto por quien o quienes sean,


¡pero nuestro!


cada uno de nosotros es único,

irreemplazable, exclusivo;


eso nos particulariza,


¿Podríamos renunciar

a  las singularidades que nos distinguen

de la manada


que nos conducen a pensar,

a saber discernir, a no dejarnos convencer,


a auto-determinarnos,

a defendernos de la uniformidad

que ciertos seres proponen,


esos humanoides

con artimañas, cada vez más obvias,


en su intento de "seducirnos",

de arrastrarnos a su oscuridad?

 

¿Somos todos iguales?

por supuesto, ante la ley, con respecto a los derechos,

a los valores, al respeto por nuestras respectivas diferencias.


¡Mas somos distintos

en tantas cuestiones!


tenemos distintos gustos, distintas capacidades,

distintos anhelos, distintas posibilidades, vocaciones,

distintas formas de encauzar nuestras "no posibilidades"


y más. Mucho más.


Aceptarnos, amarnos,

seguir nuestro sendero, pese a los obstáculos,


hará que los que sepan entenderlo,

los que hayan sabido "vernos"

y, a su vez, "verse"


nos aprecien, probablemente,


y hasta nos recuerden siempre,


en esta,


¿en otra posible vida?




domingo, enero 26, 2025

De confianza, de interés, de transformaciones

 Cuando se ofrece

 una mano amiga,


 -o que intenta serlo-,


 a través de una palabra

 alentadora,


 un gesto,

 una cita memorable


 que casi

 ni se recuerda;


 cuando se insiste

 en elogios,


 mucho corazón,

 mucho exaltar,

 ¡mucho de mucho!,


 sospecho.


Será por no estar habituada,

será por haber confiado, en un tiempo,


¡demasiado!


para luego, llorar

¡demasiado!


no digo que las palabras

sean vanas,


-no podría afirmarlo justamente yo

que no sería quien soy,


no pensaría como pienso

sin ellas-;


claro que las expresiones,

los poemas, las historias


importan,

nos hacen "ver",

nos acompañan


¡tantas veces!


pero no bastan,

apenas "decoran"


en el marco de un posible vínculo;


no se sabe

quién está detrás de una exquisita verborragia,


de unas líneas 

elogiosas,

hasta insinuantes, 


cuasi "afectuosas".


Importan los hechos,

el "detrás" de esa verba;


comenzaría por el interés:


-¿cómo estás?

-¿cómo te sentís hoy?

-¿a qué te dedicás?¿te gusta lo que hacés?


-¿cuáles son tus sueños,

cuáles, tus proyectos?


y que esa indagatoria

sea un ida y vuelta,


-se de para ambos interlocutores-.


Dirán:


¿cómo saber, de todos modos,

si no nos están engañando?


arriesgándose.


Un encuentro, quizás más de uno

podrían ser reveladores.


De todos modos,

ningún decir ni comportamiento ni nada

de alguien a quien apenas conocemos

es absolutamente confiable;


esa confianza,

ese apretón de manos cálido,


ese abrazo,


lo que suceda o no luego


deberían aportarnos más y más

de la persona en cuestión;


aún así, lamento comunicarles

que nada es seguro ni definitivo:


todos podemos cambiar,

todos podemos transformarnos

-o transformar parte de nosotros-,


para bien, para mal,


para fingir...


aplica, además, a los que creen conocernos,

-algunos, muy bien y desde hace tiempo-


los que están muy pero muy seguros de que siempre

seremos los mismos, 


de que por siempre jamás

podrán contar con nuestro apoyo,

nuestra palmada en la espalda,


¡nuestro empeño en aliviar sus penas!


no es tan así.


Mucho menos, cuando probablemente,

algún día


apenas


podremos con las propias.





viernes, enero 24, 2025

Esto de escribir

 Pensar

 que en tantas ocasiones,


 -a veces,

 por un lapso prolongado-,


 guiada por una supuesta

 falta de ideas,


 por una real

 falta de ideas,


 imaginé, sentí,

 creí


 que debía dejar esto;


 que no era, no es lo mío,

 que debí continuar con mis clases de teatro,


 que debí ser actriz, 

 para transformarme en un otro


 y no asumir

 mi propia confusión,


 mis propias controversias,


 mis propios demonios.


 Confieso

 que este blanco

 aún me asusta,


 que nada me da más miedo

 que no volver a escribir


-y nada me da más miedo

 que seguir haciéndolo-.


 Quizás,

 para algunos o muchos de ustedes,

 sería una suerte, jaaaaaaa.


 ¿Pero quién sería yo, entonces?


 en fin,

 al parecer, siguen acudiendo las palabras,

 las frases...


 Además, no falta alguien que me dice

 que siempre tendré motivos

 para continuar,


 -diría,  recomenzar-.


 Eso me estimula,

 en verdad, agradezco a quien me incentivó


 ayer mismo.


 Y hoy volví  a confiar,

 volví a ilusionarme,

 volví a enhebrar 


 este enredo de cuestiones


 -o a desenhebrarlo, 

 según-.



(Gracias, Lu, por creer en mí. ¡Te quiero!).


 

Libertad oprimida

 Va callando

  el hombre,


  va callando, asintiendo,

  soportando;


  pero un día reacciona,

  pero un día alguien lo hace reaccionar;


  ¡Y ya no calla!


  ¡y ya no asiente!


  ¡y ya no soporta!


  aprende que se puede ser libre,

  que se puede pelear por los derechos:


  entonces logra, poco a poco,

  ocultar, luego, suprimir


  todo temor;


  ¡y aprende a amar

  su libertad!


  ¡es él mismo!,

  el que siempre fue


  -aunque no lo advirtiera antes-;


  así, el hombre, con la espalda, el alma, erguidas,

  enfrentará lo que sea.


  ¡Lo que sea!


  no podrán con él,

  no subestimarán nunca más su valía;


  ¡no volverá a someterse,

  a inclinar la cabeza, a obedecer!


  y si llegara al extremo

  de enfrentarse por defensa propia,

  por defender a los suyos,


  lo hará,


  ¡cualquiera sea el precio!


  "Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento en que 

  el hombre sabe para siempre quien es". Jorge Luis Borges.

  

jueves, enero 16, 2025

De madres, de hijas, de magia

 ¡No estés triste!

 quiso decirle


 pero la retó,

 ya ni recordaba por qué motivo,


 -siempre lo hacía-.


¿Tal vez, de ese modo regresaba  

a sus propios padecimientos,


algunos de los cuales ocultaba

desde hacía tantos años?


lo cierto es que le dijo que caminaría un poco,

no tardaría.


Su hija.


¿Qué no daría o no haría por ella?


sin embargo,

últimamente no sabía, -o no deseaba intentarlo-,

sostener, siquiera, una simple conversación


que no se convirtiera en pelea,

en ocasiones, a los gritos, donde fuera.


Se quedó esperándola

en ese bar, al que concurrían siempre.


No tardó demasiado.


De todos modos,

le reprochó haberla "abandonado"


pues, según ella,

ese era SU día de paseo.


La hija, sosteniendo la misma mirada triste,

le dijo que también era su día, en verdad el de todos

los que las circundaban, en el café, en la calle, en la plaza,


en el mundo.


Hasta que un sonido

indicó a la joven que tenía un mensaje

en su móvil.


Se fijó, sin demasiadas expectativas.


Y...¡sorpresa!...era él, un joven, al parecer

encantador


que había conocido, hacía no mucho tiempo,

a través de las redes


y le escribía todas esas cosas lindas,

le preguntaba por sus cuestiones,

cualesquiera que fueran,


¡demostraba un evidente interés!


y ella se había atrevido

a  indagar, también,

aunque con ciertas reservas.


-No estaba habituada

a que se ocuparan demasiado

y de verdad


en sus aficiones, sus empeños,

sus deseos.


La madre advirtió esa sonrisa

que le devolvió a aquella hija, la de antes,


la que se veía feliz

siempre -o casi-.


Y olvidó su rabia

por haberla esperado,


aun tratándose, según consideraba,

de SU día...


El rostro de la chica

se había iluminado.


Entonces, la anciana

se lo señaló


mas contrariamente a lo que se hubiera podido

o su progenitora hubiera podido imaginar,


la hija no se enojó ante ese comentario

y le contó acerca del motivo de tanta alegría repentina.


Se llamaba, se llama: "magia". 


Claro que esto no pudo ni podría explicárselo.


Ni a sí misma.



Las telarañas del corazón

 Acá estamos.


 Con cara de sueño,

 protestando por las altas temperaturas,


 por los precios,

 por esto y por aquello...


 ¡actitud!


 es la clave.


 El esfuerzo diario

 por enfrentar lo que sea,

 como sea,


para luego

saber que se hizo lo posible


y lo imposible.


Seguramente, sea redundante

recordarles 


que en el mundo pasa de todo,

¡de todo!:


guerras, injusticias,

crímenes, abusos de toda índole,

fenómenos climáticos catastróficos...


En fin...


Se culpe a quien se culpe

todo ello y más acontece.


Y nosotros, quejándonos

porque aumentó el azúcar,

por ejemplo...


demos gracias.


¡Demos gracias!


hay gente

muriéndose,


hay gente

agonizando,


hay gente sola,

tan sola sana como ¡ni hablar!

padeciendo alguna grave enfermedad.


Hay gente


que no puede siquiera alimentarse,

que no disfruta su café mientras mira las noticias

y finge aflicción y tristeza;


no seamos parte

de tanta hipocresía,


Quitemos las telarañas

del corazón,


¡reanimémoslo!


él entiende de estas

y de todas las cuestiones.


Él sabe, sabrá

guiarnos.



viernes, enero 10, 2025

Despertar

 Cierto día

 advertí que mis sueños


 se repetían,

 -aunque no exactamente-;


 pensé

 que si modificaba mi patrón

 de pensamiento,


 si me reenfocaba

 en mis propósitos,


 no los de siempre,

 ¡los nuevos!


 tal vez,

 no solo mis sueños,


 mi día a día

 despierta, ¡muy despierta!


 darían un giro

 importante, muy importante;


 y ese malestar,

 ese ansia no saciada,


 esa necesidad

que había normalizado,


¡se revertiría!


entonces


recuperé el estímulo,

replanteé mis objetivos;


¿por qué esperar más?


basta con desear

y darnos cuenta, confiar


en que ese anhelo,

el que sea


¡puede transformarse en real!


y estoy de nuevo

en el camino


claro, absolutamente

reciclado,


¡nada de reincidir en viejos

 auto-apostolados!


aquí, donde fuera,

como fuera


retornan esas ganas

aunque renovadas,


la mirada recupera

aquel brillo,


¡regreso a mí...


pero muy distinta!

lunes, enero 06, 2025

¿Expectativas?...¡¡sí!!

 Sé que muchos adherirán

 a la famosa frase: "no expectativas, no desilusiones";


 en mi caso,

 las ilusiones son inseparables

 de mi sentir, de mi modo de ver,


 ¡de mi existencia!


claro que sufro

si una expectativa se derrumba,


si algo, alguien

que esperé o de quien esperé

lo que fuera


me decepciona;


me pasa todo el tiempo

y aun así


no puedo evitar confiar,

no puedo evitar creer en la posibilidad

de algo, de lo que tenga que ver con quien sea,


de lo que imaginé o soñé

o todo junto


durante un tiempo

largo o no tanto;


supongo que no sería quien soy

ni haría lo que hago


si no confiara


en que todo puede ser posible,

si le ponemos fe, ganas, empuje,


buenos pensamientos,

energía positiva,


¡los mejores auspicios!


¿de qué me serviría

perder esa visión positiva,

ese "el sí ya lo tengo"


y no lo contrario?


perdería todo estímulo,


arrojaría mis sueños

lo más lejos posible


de mi corazón,

de mi espíritu,


¡todo por no sufrir

si no se cumplen!


elijo, definitivamente,

seguir confiando


en que el universo

está y estará de mi parte


si así lo deseo,

si así lo visualizo,


si oriento toda las fuerzas de mi ser


en pos de tal empeño.

Cristina Del Gaudio

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