Cierto día
advertí que mis sueños
se repetían,
-aunque no exactamente-;
pensé
que si modificaba mi patrón
de pensamiento,
si me reenfocaba
en mis propósitos,
no los de siempre,
¡los nuevos!
tal vez,
no solo mis sueños,
mi día a día
despierta, ¡muy despierta!
darían un giro
importante, muy importante;
y ese malestar,
ese ansia no saciada,
esa necesidad
que había normalizado,
¡se revertiría!
entonces
recuperé el estímulo,
replanteé mis objetivos;
¿por qué esperar más?
basta con desear
y darnos cuenta, confiar
en que ese anhelo,
el que sea
¡puede transformarse en real!
y estoy de nuevo
en el camino
claro, absolutamente
reciclado,
¡nada de reincidir en viejos
auto-apostolados!
aquí, donde fuera,
como fuera
retornan esas ganas
aunque renovadas,
la mirada recupera
aquel brillo,
¡regreso a mí...
pero muy distinta!
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