Abrir los ojos
es, en sí misma,
una gran posibilidad;
una nueva visión,
un paisaje distinto al de ayer;
un grito nuevo
de una urgencia sofocada,
todo porque no nos cuestionaran;
¡al diablo con eso!
seremos hoy lo que siempre deseamos,
diremos hoy, ahora mismo
lo que nos viene a la cabeza, al corazón,
luego a la boca,
no callaremos esos insomnios,
todos sabrán de esos desvelos;
sabrán también de nuestras noches
de sueños irretornables,
sabrán
que estamos vivos
con ganas,
con fuerzas;
que sabemos,
podemos,
lo haremos
redireccionar
a todo eso que bulle
en nuestro interior,
que silenciamos,
desoímos,
al no confiar en su existencia;
no es fácil
reconocer lo que no se quiso, pudo
reconocer
por miedo, por vergüenza,
por inseguridad;
pero es el momento,
sino...¿cuándo lo será?
entonces, esta vez,
nada podrá detenernos,
nadie, ninguna persona,
recuerdo, consejo, argumento;
seremos
de verdad
lo que siempre
anidó y nunca se atrevió,
ya que no le dimos posibilidades,
no apostamos por ello;
salir y hacerlo,
salir y tomarlo,
salir,
enfrentar, decidir,
¡decir!
no importa si no resulta,
¡pero claro que resultará!
solo y nada menos
que amándonos,
¡amándonos, en serio,
no porque quede bien repetirlo,
ni porque deseemos convencernos!
solo y nada menos
que nosotros
junto a nosotros,
inseparables,
cómplices,
aliados,
sosteniéndonos,
levantándonos
ante las adversidades,
tomándonos de la mano
una, miles de veces,
arremetiendo frente a lo que sea,
hasta el final.