jueves, junio 10, 2021

Persiguiendo a una sombra

Mientras pensaba

en una nueva oportunidad,

me dije: ¿es lo que deseo?


y no, no realmente,


solo se convirtió en hábito;


de tanto y tanto ansiar

lo que fuera, a quien fuera


¡uno no puede creer

que de pronto, sin saber por qué,

ya no se experimenten

esas tan trilladas inquietudes!


Uno se cansa

de amar y no ser amado;


-también, de creer

que eso le ocurre-;


le agota demasiado seguir escribiendo,

esperando, en vano, una respuesta,


¡rogando!


todo por conseguir...


todo por conseguir...


a quien

no quiere ser conseguido,


a quien

no importamos nada


y desde hace rato,

tal vez, nunca;


Pero ese empecinamiento,

nos hizo convertirlo en el blanco

de nuestras desdichas, de nuestros fracasos,


de nuestras necesidades,

sean las que fueran;


ese maldito laberinto de recuerdos

que escapan, de tanto en tanto,

del arcón que debería ser inexpugnable.


Sucede, entonces, que nuestra imaginación vuela

hasta ese momento, hasta lo que pudo ser distinto

en ese mismo momento


hasta lo que podría ser

todavía.


Y no.


Es solo uno

combatiendo,

persiguiendo a una sombra,


la de alguien a quien consideramos 

fue, es y será

el mágico hacedor de nuestra felicidad,


el deconstructor

de toda esta miseria emocional,

de toda esta soledad que agita, cansa,


¡envenena!


de todos estos miedos,

estas precauciones, estos no se puede,

este encierro;


pero un día, deja de doler,

deja de ser la zanahoria tras la cual 

corremos, -aun en sueños-,


porque no existe.


Pues ese otro ser,

el de muchos años después,


perdió el antiguo encanto,

perdió las ganas, 

la frescura, el decir;


quizás, esté aún más perdido

que nosotros mismos.


Entonces 

no queda alternativa.


Se intenta volver

 a nuestra esencia, a nuestro yo,


seguramente,

hay cuestiones por resolver


antes de que se nos de por escoger

al siguiente vaciadero de nuestras penas:


¿una nueva "víctima"?



Cristina Del Gaudio

Seguidores