martes, junio 07, 2022

Si no lo decimos los que "decimos"

Me enteré de que habían muerto

muchísimas personas;


dijeron 

que no se pudo evitar.


Asumí

que esto era cierto


y no dije nada.


Me quedé, me quedé,

asustado, agazapado,


detrás de la puerta de entrada;


mirando hacia el corredor

por si acaso, para no encontrarme con ningún


"enfermo".


No me enfermé,

no de ese mal,


me hice aplicar cincuenta mil vacunas,


-bueno, muchas menos-.


A decir verdad,

estoy muy enfermo


de miedo,

de rabia,


me habita un horrible sentimiento de ira

en especial, hacia mí mismo;


 yo vi

las cifras

-mentirosas o no-,


sí supe

de tantos casos,

muchos conocidos


muy muy cercanos;

algunos que, quizás,

pudieron haberse evitado,


¡tal vez, pudieron ser muchos menos!


pero ellos mandan,

ellos, en su paraíso particular,

deciden, lo deciden todo


los mismos que cuando te señalan

¡adiós!


sabemos ya del adiós a la tranquilidad,

con montones de delincuentes sueltos,


adiós a la salud, a nuestra supuesta

salud;


nadie menciona, -tampoco yo lo hice-.

a los médicos, extenuados

por trabajar tanto, arriesgando su propia vida


para ganar tan poco


y puta madre!, nunca siquiera

lo asumi!


y lo sabía;


si no lo digo yo,

si no lo decimos


los que decimos


¿quiénes lo harían?


en fin, vi  o supe de injusticias,

mentiras, maltrato,


hipocresía, falsedad,

doble moral


¡y más, tanto más!


yo sabía y desde hacía tiempo

de la proliferación de miserias:


económica, cultural,

humana.


Y, claro, también callé.


Por temor, por desidia;


hasta que llego el día en que me odié por mirar

a través de la mirilla,


por no cruzarme

con algún "contagiado";


¡ellos deberían haberse cuidado

de mí!


de mis fobias,

de mis excesivas precauciones,


¡de mi silencio!

Cristina Del Gaudio

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