jueves, enero 18, 2024

El sitial del auto-abrazo

 Tal vez 

 todo o mucho resida


 en hurgar


 en nuestros placeres,

 en nuestras minúsculas alegrías


 hasta reencontrarnos

 con el motivo,

 

 con esa chispa

 que a algunos nos acompaña,

 afortunadamente


 y por un rato

 -que no es poco-


 nos aleja

 de la oscuridad, de los miedos,

 de las incomodidades


 ¡y las comodidades!


¡la extenuante rutina!

¡los nefastos noticieros!


no es algo trivial,

podría ser el escape,


¡el reencuentro con el sentido!


siempre habrá un espacio pequeño,

exclusivo,


así, no se vea ni se detecte

fácilmente,


en que refugiarnos


como cuando llueve intensamente

y nos quedamos un tiempo

debajo de algún techo, de algún reparo;


en ese punto


somos nosotros mismos

mucho, muchísimo más,


no me caben dudas;


¡el sitial de la sonrisa,

del auto-abrazo!


el de "lo bueno está por venir":


empezar, siquiera, a imaginarlo


y ¿por qué no?

comenzar a crearlo;


no renuncio

de ningún modo


a esos momentos excelsos,

¡que son la vida entera!


instantes

que me reconcilian


con tantos, con todos,

con todo,


conmigo.


Ceder

es morir un poco.


Ceder

a que nada vale la pena


es deambular,

cegados por el descreimiento,

por un terreno resbaladizo,


altamente peligroso


quizás, irretornable.


Cristina Del Gaudio

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