sábado, marzo 09, 2024

Pequeño, gigante, bunker

Curioso:


sin haber abierto

las ventanas,


mi sonrisa

estaba lista


para sol,

calor, lluvia, viento,


lo que fuera;


es que todo se halla

en nuestro interior;


siempre hay un pequeño,

así sea ínfimo


bunker


secreto, propio,

estimulante;


puede que ni nosotros 

lo sepamos


o lo hayamos olvidado;


es allí, donde esa flor

que huyó

de un destino pantanoso,


nos arroja un inigualable perfume,

su suspiro de aire fresco,


su exclusivo color;


¡son esperanzas renovadas!


en efecto, cuando abrí

las ventanas


el sol me pareció más estelar

que nunca,


los árboles,

meciéndose lenta, sensualmente,


lejos de bosques, praderas,

lejos de lagos, mares, ríos;


aquí,

¡aquí mismo!


con los mismos edificios

de todos los días,


¡y la enredadera!

de fiesta:


la misma, la de flores violáceas,

de la que se ignora su proveniencia


y se renueva, siempre se renueva;


las vías,

los trenes,


los automóviles

y sus estridencias;


aquí,

increíblemente,


puedo hallar mi pequeño-gigante

bunker;


una mirada distinta

logra una fotografía particular, única;


aplica en ese arte,


aplica en cada aspecto

de nuestra vida,


¡nuestra vida!


solo nosotros

podemos pintarla, diseñarla,


¡transformarla!


una, dos, miles de veces.


No habrá

un día, ni un segundo

igual al siguiente;


no habrá un momento mágico

que se repita de igual modo.


Es hoy.


Es ahora.


Es mañana y luego y luego...


Cristina Del Gaudio

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