domingo, enero 26, 2025

De confianza, de interés, de transformaciones

 Cuando se ofrece

 una mano amiga,


 -o que intenta serlo-,


 a través de una palabra

 alentadora,


 un gesto,

 una cita memorable


 que casi

 ni se recuerda;


 cuando se insiste

 en elogios,


 mucho corazón,

 mucho exaltar,

 ¡mucho de mucho!,


 sospecho.


Será por no estar habituada,

será por haber confiado, en un tiempo,


¡demasiado!


para luego, llorar

¡demasiado!


no digo que las palabras

sean vanas,


-no podría afirmarlo justamente yo

que no sería quien soy,


no pensaría como pienso

sin ellas-;


claro que las expresiones,

los poemas, las historias


importan,

nos hacen "ver",

nos acompañan


¡tantas veces!


pero no bastan,

apenas "decoran"


en el marco de un posible vínculo;


no se sabe

quién está detrás de una exquisita verborragia,


de unas líneas 

elogiosas,

hasta insinuantes, 


cuasi "afectuosas".


Importan los hechos,

el "detrás" de esa verba;


comenzaría por el interés:


-¿cómo estás?

-¿cómo te sentís hoy?

-¿a qué te dedicás?¿te gusta lo que hacés?


-¿cuáles son tus sueños,

cuáles, tus proyectos?


y que esa indagatoria

sea un ida y vuelta,


-se de para ambos interlocutores-.


Dirán:


¿cómo saber, de todos modos,

si no nos están engañando?


arriesgándose.


Un encuentro, quizás más de uno

podrían ser reveladores.


De todos modos,

ningún decir ni comportamiento ni nada

de alguien a quien apenas conocemos

es absolutamente confiable;


esa confianza,

ese apretón de manos cálido,


ese abrazo,


lo que suceda o no luego


deberían aportarnos más y más

de la persona en cuestión;


aún así, lamento comunicarles

que nada es seguro ni definitivo:


todos podemos cambiar,

todos podemos transformarnos

-o transformar parte de nosotros-,


para bien, para mal,


para fingir...


aplica, además, a los que creen conocernos,

-algunos, muy bien y desde hace tiempo-


los que están muy pero muy seguros de que siempre

seremos los mismos, 


de que por siempre jamás

podrán contar con nuestro apoyo,

nuestra palmada en la espalda,


¡nuestro empeño en aliviar sus penas!


no es tan así.


Mucho menos, cuando probablemente,

algún día


apenas


podremos con las propias.





Cristina Del Gaudio

Seguidores