miércoles, agosto 06, 2025

Portadores de magia

 No pienses

 día tras día,


 al despertar,

 por las tardes,


 por las noches


 que el mundo

 perdió la magia,


  que no vale la pena

  expresarse, ser empático,


  afectuoso,

  alegre, 


  esparcir buena energía

  por todas partes...


 ¡eso es muy valioso!


 al salir de tu casa

 -y también al entrar-


 desplegá tu mejor sonrisa,


 retorná a esas canciones

 que siempre te estimularon,


 ¡te hicieron cantar

 a viva voz!


 cuando quieras,

 donde sea;


 sonreile


 a cualquiera,

 al que encuentres por ahí,


 así no sepas

de quien se trata;


su corazón

se abrirá


y su día

cambiará,


¡claro que cambiará!


nadie merece

ser ignorado,


todos merecemos amor,

comprensión, oídos atentos,


apoyo

en momentos complicados;


¡todos!


es muy importante

el lenguaje, lo que se dice,


también la expresión corporal,

la actitud, la predisposición;


agradecer, pedir por favor,

expresar tus mejores deseos a todos, a cualquiera;


¡abrazar!


¡no imaginan

la fuerza, la energía

que otorga un abrazo!


no basta con rezar,

con esperar milagros


y repetir

"así sea",


o lo que fuera.


¡Se trata de ponernos a trabajar

en nosotros!


¿por qué me cuesta 

ser amable? por ejemplo,


¿Por qué vivo enojado,

resentido, molesto?


todo, absolutamente,


se aloja en nuestra mente,

en nuestra imaginación,


en nuestra alma;


no hay nada 

que no podamos lograr


si cambiamos ciertas actitudes,

comportamientos,


si nos alejamos

de lo que nos daña;


les aseguro que no hay nadie 

que se resista


a una sincera, encantadora risa

espontánea, verdadera;


a unas palabras, una frase,

un gesto


que incentive,

que dé fuerzas, ánimo,

aliento.


El cambio que producimos en los demás

depende de nuestro propio cambio.


Y no importa

si a nuestro alrededor hay personas malas,

envidiosas, oscuras:


importa encender todas las luces


de nuestro ser interno,


para que el miedo, los malos pensamientos,

la negatividad, la insensibilidad


¡huyan

despavoridos!


si así fuera, nosotros mismos podríamos convertirnos

en los portadores de esa magia


que tanto añoramos.


Cristina Del Gaudio

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