viernes, marzo 18, 2022

Trenes en la lluvia

Entre las gotas

del ventanal

observo el desfile

de todos esos trenes;


los hay

con pasajeros habituales,


los habrá

con algunos ilusionados,

con expectativas;


trenes esperados,

trenes obligados;


trenes

con parejas, tomadas de las manos;


trenes pitando

hasta el cansancio;


trenes silenciosos,

apenas, un sonido ronco

en medio del aguacero;


trenes

que evocan a otros trenes,

de otros tiempos;


pero estos trenes

en la lluvia,

fueron, serán mis preferidos;


quizás, transporten a la infancia,

a los apasionados, amorosos recuerdos

de los años jóvenes;


trenes

que se toman apurados,

trenes

que se van


o los perdemos;


trenes

que no volverán

o lo harán, convertidos en olvido.


Trenes

por los que el alma

suspiró,


aún suspira;


trenes que nos atormentan

por los "¿qué hubiera pasado si...?",


trenes que arden, todavía

en el corazón;


¡esos trenes

que llevaban amores

que juraron ser eternos!


y duraron

un instante;


probablemente,

regresaron


pero no los supimos ver,

o no lo deseamos,


o temimos


volver a abordarlos.

jueves, marzo 10, 2022

Solo el verde

 No surgen

 sentimientos;


ya no llora 

el corazón adormecido;


solo el árbol, las flores,

la hierba


y uno;


ellos saben detener

el pensar oscuro,


¡este vivir

sobreviviendo!


no hay recuerdos

que devuelvan más nada;


no hay amor,


¡no hay amor

que pueda con tanto padecimiento!


lo lograste.


Ni en los sueños,

ni en los rostros parecidos,

ni en los rincones

que devolvían besos, encuentros,

secretos,


lágrimas;


en ninguna parte.


¡en ninguna parte

quedan, siquiera, los restos

de aquello que parecía eterno!


por eso,

si no fuera

por esos retazos de verde,


¿el resto?

miseria,


miseria

de afectos, 


miseria

de abrazos, de pasión,

de esperas ávidas;


miseria

de momentos únicos,


¡miseria

de magia!


aquel amor,

una mentira más,


la peor de todas,


inútil, 

devastadora;


solo nos agregó años,

decepción, negación,

rechazo a todo contacto


y miedo,


 un siniesto, aniquilador

miedo.

Palabras que podrían decirse

Este lápiz ignora

-yo también-


el motivo;


los renglones,

ancestrales compinches,


como siempre, aportan su blancura

aun si apenas, impulsan a reanudar el sueño; 


siempre pareció una habilidad,

un don, quizás,


-en verdad, no me lo preguntaba-:


lo hacía, lo disfrutaba,

lo padecía.


no me resulta tan simple

hoy como estamos los que estamos

contarles algo movilizador, mostrarles un horizonte;


no es tan sencillo

invitarme, invitarlos

a seguir,


a pelearla,

día tras día


tras abrir los ojos


y entonces, preguntarse:  ¿qué sigue?

¿cómo sigue, ¿cómo sigo?


¿proponerme, proponerles

un regreso?


no.


Podría sugerirles

imaginar, hasta planear

un mundo nuevo,


a idealizar ese cambio radical,

una especie de re-humanización;


pero aquí está el lápiz

aguardando, sentencioso:


-se parece cada vez más

a mis propios mandatos-;


el vacío que hoy ofrece

este blanco


es solo eso: vacío;


se extiende, poco a poco

o muy rápidamente,

a mis ideas, a mis ilusiones,


a mi sed de esperanzas,

de aspiraciones;


tal vez, quede huir,


pero... ¿cómo escaparle

a todo esto?


mis herramientas,

mis saberes, 

mi vocación


posan en una fotografía arrugada;


todo lo que fui o creí ser

inmovilizado,


a la espera

¿de qué?


podría ser de palabras

que debería, necesitaría

transmitirme, transmitirles


pero han escapado,

ellas sí lo han hecho


¿quién sabe?


hacia alguna cabeza

plena de pensamientos

por cierto, optimistas;


quizás, habiten

algún otro vacío


no muy diferente,


no menos interminable.



Cristina Del Gaudio

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