lunes, febrero 10, 2020

Empecinamiento inexplicable

Un día

mientras esté pensando
en cualquier cosa

menos en vos,

menos en aquellas cuestiones
que me persiguen,
me aturden,

me impiden concentrarme
en otros temas;

me desvelan,
me despiertan

con lágrimas en los ojos,
de esas que cuesta
soltar;

un día

en que esté
ocupada,
distraída,

al punto
de no hallarte más
en estas, en otras líneas,

en mi cabeza,
en el más insignificante rincón
de mi espíritu;

ese día

tal vez, suceda.

Al no estar preparada,
al no creer,
solo esperar

-por si acaso...-,

no sé cómo reaccionaría,
no sé si me emocionaría,
si sentiría alivio ante mis inquietudes;

no sé si volvería a sentirme recordada,
de algún modo,
querida;

No sé si recuperaría
aquel valor,

aquel sentirme única,
bella, especial,

¡elegida!

no sé,
en verdad, no tengo la menor idea.

Pasa el tiempo
y no puedo dejar
de buscarte

donde nunca te encuentro
y posiblemente, no te encontraré;

pero repito:

si algún día,

-por eso
de siempre estar a punto de abdicar
y al mismo tiempo,
seguir insistiendo-,

veo, leo
tus palabras

o escucho tu voz
que ya estoy olvidando,

así, no quiera olvidarla;

si pasa, si lo muy deseado
se concreta,

ignoro qué sensaciones me produciría.

Probablemente,
mucho miedo;

Tal vez, me haya habituado
a ese empecinamiento inexplicable:

el no poder dar fin
a tan absurdo empeño,

como si se tratara
de un ritual

irrevocable.






Cristina Del Gaudio

Seguidores