domingo, julio 10, 2022

Algunos creemos tener alma

 Quizás

 los árboles, desnudos,

despojados de su atavío otoñal,


se inclinan


como nosotros,

dentro de los abrigos;


quizás

el invierno transforme,


ese silencio

que alivia


interrumpido, cada tanto,

por alguna voz, una bocina,

un grito, ¡ufffffff!


¡todo resulta insoportable!


¡con lo que cuesta apaciguar la cabeza

ante la tormentosa retahíla de problemas!


en fin,

somos, apenas, huesos, músculos,

sangre;


algunos,

creemos tener alma.


Si la tenemos,

¡vaya si se perturba

con esta inoportuna

interrupción de nuestros pensamientos,


de nuestros sueños!


si no los tuviéramos

¿cómo sobreviríamos

a la extenuante "realidad"?


finalmente,


luego de un rato

todo vuelve a la calma.


¡Ahora sí!


¡nuestra imaginación

en su apogeo!


desfilan entre miles de recuerdos, esas playas

en las que vivimos tantas aventuras;


aquellas otras,

de las que nos contaron increíbles historias;


también...


¡montañas, ríos, lagos, mares,

llanuras, bosques!


¡y el canto de los más bellos pájaros,

para goce del oído, del espíritu!


el café caliente

detrás de la vidriera helada


ayuda,

claro.


Los árboles

reciben, de pronto,

algunas gotas del cielo;


¿se sentirán aliviados?


¿qué seríamos sin ellos?


¿qué sería de esta ciudad,

de las otras?


solo casas, edificios, cemento.


Gris.


Solo gris.



Cristina Del Gaudio

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