lunes, noviembre 07, 2022

Sin trofeos

 Cuesta

 sostener

 el perfume de la flor,


no volverse pantano;


cuesta

sostener


el aliento revitalizador

de esos verdes árboles,


también, el golpeteo del viento,

las furiosas tormentas;


cuesta

sostenerse.


En lo "bueno",

en lo "malo".


¿Acaso es bueno el calor del sol

y es malo el azote del viento?


depende.


Es bueno, supongo,

corregir, cambiar, quizás,

la actitud,


sin renunciar, claro, a nuestro particular modo de ver,

de sentir,

¡de ser!


eso

es lo que, en verdad,

cuesta sostener;


en días de fiesta,

en días de agonía,


somos lo que somos

y ese es nuestro don, nuestro poder,

nuestro propio juego;


somos fuertes,

somos débiles, en ocasiones,


somos capaces 

en tantas circunstancias,

de resistir;


aun en lo imposible

o en lo que así consideramos;


nada lo es.


Hacerlo todo, ¡todo!

en pos de alcanzar el ancestral sueño,


de acunarlo,

para luego dejarlo volar;


lo mismo, ese deseo que oprime,

postergado, postergado y postergado;


hacerlo todo, ¡todo!


no importa si lo logramos

o si no lo logramos exactamente

como quisiéramos;


importa intentar,

importa transpirar, esforzarse, 


jamás abandonar la partida;


importa

la alegría genuina,

la indudable convicción interna


de haber batallado,

así, no se alcancen el o los ansiado/s trofeo/s;


el haber amado hasta desarmarse,

-mas nunca des-amarse-;


así, se haya intentado o se intente

llegar al peldaño más alto


¡para caernos estrepitosamente!;


habernos atrevido a combatir

nuestros reiterados temores,

prejuicios, ¡impedimentos!


es haber ganado.


¡Definitivamente!


Cristina Del Gaudio

Seguidores