¿Realmente creés
que deberías conmoverme?
según vos,
¿urgiría correr al encuentro
de recuerdos tan borrosos
que ni vos,
ni nada, ni nadie
serían capaces
de restaurar?
¡no!
no hay tormenta,
viento, lluvia,
granizo, nieve,
ningún fenómeno climático
impulsaría
a mi extenuado corazón
a revivirlo,
al intento de hallar, siquiera, una pieza
de aquel escabroso rompecabezas;
quizás, dirás,
tenga el alma endurecida,
las lágrimas
se han fosilizado
en mis cuencas;
no hay melodía,
ni perfume, ni persona alguna,
que me incite a evocar
al monstruo que hizo de mí
esto que soy ahora
esto que jamás imaginé.
Me empalaga lo que antes
me resultaba "romántico";
no existen besos,
ni caricias, ni palabras
¡ni palabras!
que muevan
algo
dentro de este cuerpo delgado
que tanto padeció
tremenda tortura;
que logró escapar, apenas,
del infierno
de tan helada desconsideración,
tan abrupto cambio,
¡esas frases!
penetrando como podían
en mi cabeza
que ya no era capaz
del menor razonamiento.
Por eso,
aniquilé todo.
Solo quedaron cenizas
y ya casi nada.
Toda prueba,
todo indicio
en fotografías negras,
casi todas despedazadas;
arruiné tu vida,
tus certezas, ¡tus estúpidas certezas!
sin saber
-o sabiéndolo (pero no podía parar)-
que en realidad
arruinaba la mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario