El ayer
busca convencerme
y no.
No sos el ayer,
¡no debería dejarme
llevar
de nuevo!
No sos
aquellos gestos,
miradas, insinuaciones,
palabras,
pasión.
Tampoco yo
soy aquellos gestos, miradas,
insinuaciones, palabras,
pasión.
No sirve de nada
inclinarme a recoger los restos
del deteriorado barco
hundido
hace tantos años.
Apenas, vestigios
de la nave, al parecer,
imponente
pero en otro tiempo;
por más que bucee y bucee
no hallaré, no hallarás
más que deshechos, huesos, polvo,
podredumbre;
el destino podrá
mostrarme un rostro
o su fotografía;
podrá sugerirme
ponerle ganas,
-aun con tan escaso optimismo-.
No alcanza.
Sueños, solo sueños
se diluyeron, se rompieron en pedazos;
yacen en el fondo
de un mar vuelto sepulcro
de meras esquirlas,
pocas, ninguna,
de lo que fue
o pudo ser una ilusión;
de lo que fueron
o pudieron ser
tantas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario