Harta
del diario
repetir de estúpidos,
desgastantes rituales;
del asfixiante
desfile interminable,
¡interminable!
de noticias nefastas.
Harta
de que a nadie importe
y me miren como a una loca
cuando les cuento de mi regocijo
al mirar, al tocar
todas esas bellísimas hojas otoñales;
al caminar sobre ellas,
gozando cuando alguna cae, justo justo
al pasar cerca;
harta
¡de oír, leer sobre miles de problemas:
virus, bacterias, guerras, falta de dinero, inflación,
inseguridad y tantos etcéteras!
harta
de tener miedo,
de sentir que pierdo algo, a alguien
todo el tiempo,
de aferrarme, desesperada,
a estas pobres letras
como única tabla de salvación;
de vivir en esta incertidumbre
¡¡in so por ta ble!!
ni las lágrimas salen,
no se atreven,
no tienen la fuerza suficiente,
no alivian.
No alcanzan
ni alcanzarían,
¡es tanto el tedio,
las imposibilidades de esto, de aquello,
la tristeza
al ver, al saber de tantas personas
sufriendo, en algunos casos, lo indecible!
sobrevivir,
-ya les dije que detesto esa maldita palabra-,
pues,
sobrevivir
nunca pero nunca
se asemejará, siquiera
a vivir.
A vivir plenamente,
sin preocupaciones,
¡recuperando
aquella magia!
ansiando
la llegada de cada día,
planeando, esperando,
luchando en pos de...
soñando con universos floridos,
imaginando un mundo muy distinto,
donde tener
no supere a ser;
¡donde no haya tantos inalcanzables
y cada vez menos alcanzables!
¡quiero que me regresen
mi "vida"!
la risa de aquellos tiempos
con, sin motivos;
quiero
de nuevo,
aquí, en mi corazón,
aquella alegría genuina,
la que pensaba
que jamás se extinguiría.
(Pero no fue así).
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