Verde,
ya se te ve verde
casi casi
como en los más cálidos días de verano;
verde auspiciante
de nuevas flores,
nuevos obsequios,
absolutamente incondicionales.
Hay que tener paciencia.
Ella la tiene.
Esas hojas verdes
pueden ser objetivo de algún próximo viento
y desaparecer.
Pero siempre reaparecen,
con distintos atuendos.
Siempre.
Deberíamos imitar
-al menos yo-,
a la enredadera,
a todas las plantas, a los árboles;
solo dan, nada reciben
o sí pero no dan importancia
ni a las miradas, ni a la indiferencia,
a nada;
solo cumplen su ciclo,
se adaptan, increíblemente,
a los tantos cambios climáticos
¡y siempre nos sorprenden!
flores, hojas verdes en invierno,
follaje amarillento en primavera,
según los efectos ambientales;
nada es como antes
ni lo será,
nos dice
su majestuoso silencio.
Así
solo estén
como sea que luzcan,
expandiéndonos
-sin reclamos-
el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario