El viento...
cuánto nos detiene,
mientras nos despeina,
sacude nuestras prendas,
las cortinas, las ventanas;
el viento
su ronroneo nocturno,
agita, intranquiliza
o por el contrario,
acuna el sueño,
¿los sueños?
el viento
porta energías
de todo tipo,
hojas secas o no tanto,
-recién comienza el otoño-;
enciende, enfría
los rostros
los despabila,
los sacude;
el viento
puede ser muy violento,
inspirar temor,
ganas de huirle,
de correr a nuestro refugio;
en ocasiones,
aniquilador de hogares,
de objetos,
agitador de mares,
de ríos;
¡nada lo detiene!
puede colarse
en cualquier intersticio;
despertar aquellos pensamientos
adormecidos,
también, incentivar
las ganas de salir a enfrentarlo
así uno no se mueva de su sitio;
potencia nuestros más impactantes recuerdos,
los que aún perforan,
los que reenvían a amores
indescriptibles, indetenibles;
¡el viento devuelve,
es pasión,
en muchísimos, en todos los sentidos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario