apartado
intento
continuar con aquello;
lo que siempre me impulsó,
lo que me dio sentido,
ganas,
lo que no permite
que mis ilusiones se extingan;
me pregunto
qué pasaría
si varios,
todos
también lo lograran,
siquiera, por un momento:
ver flores en las más poderosas tormentas,
ver árboles sacudiéndose al límite
pero no derribándose
jamás, sucumbiendo.
Saber, tener la certeza
de que volverán a ser los mismos;
quizás, ¿por qué no?
¡aun mejores!
re-emparentados,
reconciliados
con la existencia
en todas sus implicancias;
no es un acto egoísta
esto de retrotraerse,
introducirse por un tiempo
en el recoveco secreto;
no significa ceguera,
ni sordera,
mucho menos,
insensibilidad;
solo -y es tanto-
un encuentro
con el ser verdadero,
abrazados,
comprendiéndose,
brindándose apoyo,
recordándose quién se es,
qué, a quién se quiso siempre,
cuáles fueron -y podrían regresar-
aquellos sueños;
¡un tiempo valiosísimo!
de oscuridades y centellas,
de miedos muy muy oscuros;
también, de auto-contención,
de re-adaptación;
nadie puede ver mi refugio,
tampoco, el de quien sea;
sin embargo,
es visible, palpable
para quien sabe hurgar dentro de sí,
descubrirlo;
un escondite fugaz,
a sabiendas.
¿Un escape?
tal vez.
Una forma,
un modo,
una elección
en pos de reincorporarse,
cuando se esté listo,
a esta pseudo-vida
más tolerantes,
más fuertes,
más crecidos,
menos angustiados.
Por uno,
por ellos,
por los que nos seguirán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario