viernes, junio 12, 2020

El tiempo que me quede

No puedo explicarte,

¿cómo describir
con meros signos

enmarañados,
aletargados

que van debilitándose,
perdiendo creatividad,
motivo, alcance?

después de tantos años,
de tanta espera
vana;

de tanto repetir, insistir,
de tanto no entenderme

ni vos,
ni yo.

una sensación
¿cómo decirlo?

de puertas cerradas,
de todas las llaves extraviadas

vaya a saber dónde;

luego de haberlo agotado todo
y más, más todavía;

¡de haberte
rogado!

No importa.

El mundo se desploma,
mis expectativas se desploman,

¿lo que vendrá?:
incertidumbre, incertidumbre
más incertidumbre;

¿y si realmente
no vuelvo a saber nada de vos
nunca más?

tengo miedo.

¿Miedo a olvidarte?
jamás.

Sí un miedo, un profundo miedo
a cerrar
definitivamente,
los ojos,

al despedirme de esta vida
con muchas de cal 
y muchas de arena

-transformada, de pronto,
en este simulacro-,

sin oírte más,
ni leerte, ni percibirte;

así, las distancias
sean cada vez más enormes,

así, 
sea imposible, totalmente imposible

vernos, tocarnos, abrazarnos,
vibrar con cada latido 
de nuestros corazones,

rozarnos, olernos,
saborearnos;

así,
nada pueda suceder
de aquello

cada vez
más alejado del hoy;

antes de terminar
con todo,

antes 
de que mi pequeño pino
sea regado quién sabe por quién;

antes
de que suceda
lo tan temido

bastaría

una señal,
un indicio,

aliento transformador
para mi alma, muerta de sed.

Apenas, algún sonido, palabra, frase,
lo que fuera

para poder continuar.

(El tiempo
que me quede).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores