Algo punzante
se siente,
desde hace mucho tiempo.
No quiero darle un nombre,
no quiero limitarlo
llamándolo ansiedad,
llamándolo angustia,
llamándolo enamoramiento, amor,
desamor, pasión irrefrenable;
no voy a explicar
cómo se incendian
el alma, el corazón,
mientras intento escribirlo,
necesito hacerlo
para no olvidarme,
no olvidarlo,
no olvidarte;
no existió, no existe
no existirá
aquello que mi imaginación
organizó, idealizó,
¡a lo que dio vida!
para, por nosotros,
para vos,
para mí;
locos, desquiciados,
tratando de ocultar de todo, de todos
tan profunda pena
por lo que pudo,
por lo que no pudo
o no se intentó
o de intentarse
no hubiera sucedido;
¡qué agonía
cuánto, cuánto dolor!
en este pobrísimo encierro
entre renglones
de tamaña sensación;
¡qué tremendo
reduccionismo!
¡qué gran injusticia!
cuando sin tener,
sin querer, sin poder
siquiera, nombrarlo,
pretendo dar forma
a versos estériles,
con simples signos,
incapaces de describir en lo más mínimo
cómo, cuánto arde,
late, vigorosa
el alma,
en tanto, está a punto de explotar
el corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario