viernes, abril 29, 2022

El alma de la flor

No quedó nada

del perfume

de esa flor;


así, persista

en tus recuerdos;


no quedó el sabor inigualable

de sus besos,


ni su risa

¡imposible no contagiársela!


no quedó

su vocación,


ni sus sueños,

ni sus planes,


ninguna de sus historias,

casi siempre, inventadas


en tanto, vos fingías

creérselas;


un cuerpo

pisoteado

quien sabe por cuántos y por qué cosas


es todo,


no es.


No,

definitivamente, no es ella.


Si borrás esa imagen

entre las piedras:


la de una de las tantas víctimas

de una guerra cruel,

imparable,


-¡tremenda deshumanización!-


que convirtió a tu flor

en apenas, restos,


la hallarás.


¿Dónde?


en tu cabeza, 

¡cuántas cosas iban a hacer juntos!


imaginá que las hacen,


¡tu corazón

impulsará a tus pensamientos!


no llores.


Ella

sigue allí,


dentro tuyo,


como siempre.


martes, abril 19, 2022

Aquel mundo

Un día más.


Da gusto

ver ese tremendo sol


abrazado al techo de tejas

que puedo divisar desde aquí:


algunas,

desgastadas por el paso del tiempo,

los vientos, las fuertes tormentas;


casas

que invitan o recuerdan

reuniones amigables,


¡esas risas

que parecen una sola!


ese compartir

lo que fuera, sin reproches,

sin peleas,


¡con alegría!


imagino esa vida,

tal vez la idealizo,


puedo ver

las acogedoras habitaciones;


oír, también,

los murmullos de las tantas historias que allí se contaron,

se cuentan todavía;


puedo captar

la atención, el silencio

al escucharlas,


sin juicios, sin cuestionamientos;


es un placer,

¡un inmenso placer!


abrir la inmensa puerta-ventana

y ver, a lo lejos, ese hogar


y soñar del modo en que lo hago,

en que me encanta hacerlo;


imaginar muchísimas escenas

de aquel mundo,


de ese otro mundo,


en que eran importantes

las cosas que hoy no parecen serlo


tanto;


y relativas,

las que en estos tiempos

se volvieron relevantes.


Siempre deseé vivir

en una de esas viviendas

con techos de tejas


nuevas, desgastadas;


en las que se fuera como y quien se es;


sólidas ante los miedos,

ante todo lo negativo;


pletóricas

de afecto, 

de empatía,


¡de amor!


sin requisitos,

sin imposiciones.


Casas


en las que reinara


la paz.

viernes, abril 08, 2022

¿Llorar para no reír?

 "Me río por no llorar",

 afirmamos muchas veces;


porque la vida cuesta,


salir de la cama es, en ocasiones,

todo un trabajo;


¡ni hablar

de lo demás!


en otras situaciones, otros días, 

¡un salto animado a lo que vendrá!


reímos

frente a aquellos que amamos;


reímos

en las fotografías;


y lloramos de espaldas

a ellos, a otras personas, al mundo;


¡a la vida!


¡lloremos de frente,

lloremos por las calles, 


por los bares,

en cada sitio al que vayamos,

delante de quien sea!


¡Lloremos,

llorémoslo todo!


el llanto no es cobardía,

tampoco, un simple desahogo!


el llanto

es limpieza interior,


son ojos nuevos, frescos

listos para lo que vendrá


y también

para lo que no;


no riamos si no deseamos reír,

pues las lágrimas apenas, pueden disimularse

en la mirada;


¡y no está bien, no es sano

ocultar esos miedos, esa ansiedad,

ese grito imparable!


lloremos...para no reír

¿sería esto posible?


probemos.


Y entenderemos

lo contrario.

El otoño, la naturaleza, la vida

 No hay tapiz ni alfombra

que puedan


con ese manto amarillo-ocre

que invade veredas, calles, jardines;


crujiente, esperanzador otoño

siempre te espero

y siempre regresás;


el Universo

parece imprimir toda su magnitud

en cada una de las especies, árboles, arbustos;


miles de hojas secas

caen

para que estallen nuevos brotes.


Al igual que en la vida,

el otoño no es el antecesor de la muerte;


es cambio,

invitación a una nueva etapa,


¡renacimiento!


que se ocultará un tiempo

detrás del telón,

para salir a escena con todo su potencial:


¡esa incomparable

energía verde!


Árbol de luz

 Gracias


árbol bellísimo,

¡superlativo!


mis días de otoño

te pertenecen;


nunca podré expresar

todo lo que mis ojos, mi alma

experimentan


al verte de nuevo:


así, tan majestuoso, 

brillante como el sol,


con tus raíces

arraigadas a la tierra que amo;


gracias


por alumbrar

mis días de tristeza,


por secar una por una

mis lágrimas


con tus hojas incandescentes.


Y de pronto, lográs que resurja,

en medio de la que parecía inacabable

pena


esta nueva, alentadora y contagiosa


sonrisa.








lunes, abril 04, 2022

Sueños exterminados

 Solo la muerte

 parece reinar


 en un mundo

 que no es el de años atrás,

 ni siquiera el de semanas atrás,

 ni el de ayer, ni el de ahora;


solo la muerte.


Y la vida

lucha cada vez más

por prevalecer,

por incentivarnos,


por ser noticia

exclusiva.


Pero la muerte

puede con tantas cabezas debilitadas,

asustadas, negadas.


Y lo sabe.


Con su mejor y más negro atuendo

se retuerce de placer


mientras desfilan, ante sus ojos cavernosos,

miles de muertos,


-algunos vivos, todavía-.


Virus, bacterias, terribles enfermedades,

guerras, hambre,

desastres climáticos:


el combo completo

para su inmundo banquete.


Ella goza hasta el clímax,


no sabe de piedad,

ni de lágrimas;

 

¡y danza, danza, danza!


sobre todos esos cuerpos putrefactos.


Exterminados


los sueños de miles de personas

que nunca desearon,

ni siquiera, imaginaron,


su súbita llegada,


absoluta, innegablemente


definitiva.



sábado, abril 02, 2022

Mundos de colores impensados

 No permitiré

 que el hombre gris

 me aprisione;


no dejaré

que aniquile mis sonrisas,

mis ansias,


¡mis ganas de vivir,

de ser!


no sucumbiré

a su halo malvado,

a su energía destructiva;


no,

no lo haré.


Seré quien soy

como siempre;


seré poesía

¡soy poesía!


me atraviesan y escudan

mundos de colores impensados,

plenos de flores, hojas, ramas


¡todas las estaciones

con sus variantes pictóricas!


el verde, amarillo ocre, rojizo de los prados,

la aridez de las montañas,

los pequeños lagos, el mar, las olas,


el sol, las nubes,

las tormentas,


¡y el amor!


por todo


y sobre todo lo demás.




Tributo

 Aunque

la cortina gris

insista en sofocarnos;


así

el cielo

se despoje de su azul,


se vuelva amenazante;


a pesar

de la violencia:


monarca absolutista

de tantas mentes, espíritus;


no cesaré, no se debería cesar

en el intento

de seguir los pasos de nuestros pequeños sueños,

¡no perdernos ninguna de sus huellas!

 

pues, son los indiscutibles salva-vidas

en medio del caos, del dolor, de la frustración, del miedo;


alimentan la imaginación,

reviven una, otra vez la inspiración


para que no nos dejemos caer,

para que sigamos creyendo,


para que nunca olvidemos

ese ínfimo lugar secreto


¡poseedor

de maravillas! 


antiguas, nuevas,

venideras;


en esos pequeños sueños,

en cualquiera de los ínfimos

hechos cotidianos


está todo.


Si nos asimos

a ellos,


nada, nadie

podrá derribarnos;


esos recortes de vida

nos permiten no desoír


las voces de los que padecen,

temen, están en peligro,


-también las nuestras-.


Aquellas que re-humanizan

el mundo,


entonces, volvemos a sonreír

por todo, por nada, 

sin pensarlo tanto.


Y eso nunca acaba.


El goce interior,

privilegio de unos pocos,


tributo incondicional

del Universo.




Cristina Del Gaudio

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