domingo, octubre 02, 2022

Un box de (aparente) felicidad

 

   "Cuando el amor 

   os haga señas, seguidlo"

   -digo, parafraseando al gran poeta Khalil Gibrán-;


   lo seguí,


   nunca renuncié

   a su atrapante

   destello de emociones;


   nunca me resistí

   a sus embriagadoras promesas,

   a  sus ardientes expresiones,


  a su desbordante despliegue pasional,

  a su desenfreno;


 aunque también

 tuve que ser fuerte


 para sobrellevar

 las tantas decepciones,


las mentiras

que negaba o me negaba,


y finalmente,

se hacían evidentes;


pero no me arrepiento.


Lo vivido, el universo mágico

en el que, por largo tiempo, años

fui uno de sus privilegiados

huéspedes,


no puede compararse

a unas lastimosas lágrimas,


a ese estado horrible de abandono

que con el tiempo


se reduce, apenas,

a meros efectos residuales,


para luego olvidarse

o hacer como que se olvida


y seguir.


Siempre


un nuevo amor

esperando, 


siempre una nueva posibilidad

de volver a creer,


de estallar, de aislarse de todo

para encerrarse en ese pequeño box

de aparente felicidad,


dure lo que dure.


Y si ese amor u otro,

destinado a quien sea

se extinguió, se extingue


quedará el más importante,

el que nos colma;


incondicional, como ninguno,

nos acepta tal como somos,

nos abraza


hasta el último de nuestros días:


claro,

¡me refiero al auto-amor!



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Cristina Del Gaudio

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