Y eso que no adhiero
a estos festejos:
que son comerciales,
que son ridículos,
que no significan
sentimientos
y blablabla.
Aun así,
este San Valentín -o como sea que lo llamen-
me "sirve" como excusa,
¿por qué no saludarte?
no me refiero a mí,
si lo preferís,
ni a nuestra historia
que terminó.
¿Terminó?
supongamos.
El amor abarca todo,
el amor a nuestra vocación,
-en mi caso, ya sabés-;
el amor a la familia, a los amigos,
a la naturaleza,
a los antiguos amores ¿por qué no?
¡fueron parte de nuestra vida!;
el amor actual,
los que lo tienen
o creen tenerlo.
¡Cuántas mentiras
se dicen en nombre del amor!
cuántas veces
se lo confunde con lealtad, compañía,
necesidad, ¡obligación!
se regalan flores, bombones,
lo que sea
mientras la cabeza, el corazón,
el alma,
¡la vida entera!
no están allí,
ni en esos obsequios, ni en ese destinatario,
ni en ese vínculo;
por eso, todo es relativo.
No te enojes
si te saludo en esta fecha,
me sirve
para que recuerdes
que siempre, siempre, ¡siempre!
fuiste, sos, serás
mi gran amor.
Lástima
que no supe verlo,
aunque, en verdad,
lo vi, lo sentí;
pero sabía
que vos no lo compartías
-al menos, así me lo repetiste
varias veces-.
Entonces me enojé y te alejé,
en lugar de explicártelo;
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Te deseo feliz día de los enamorados
porque no puedo, no debo, ¡no quiero!
asociar "ese" tipo de amor
a otra persona;
y sé que esto será
por siempre;
así
ni siquiera leas ese saludo,
ni ningún otro,
ninguna
de mis frases, ni de mis palabras,
ninguno de mis poemas;
así
jamás respondas;
no importa
cuán lejos me tengas
de tus pensamientos
ahora mismo,
todo el tiempo,
el resto de tu vida;
yo te tengo aquí,
en este rincón privilegiado:
el de los sentimientos más puros,
más intensos,
el del enamoramiento o amor,
como prefieras,
el de la pasión,
el de la inspiración,
claro,
no imaginás
cuánto de lo escrito tiene que ver con vos,
con nuestro pasado,
algo problemático pero maravilloso;
con nuestro reencuentro
más reciente,
separados por distintas geografías
y otras cuestiones;
en fin,
voy a felicitarte
porque me auto-felicito
por vivir, dentro mío,
pese a los tantos años
transcurridos,
todas estas cosas
¡y tantas otras!
las que mencionaré, probablemente,
a partir de otro "festejo",
o en el entramado
de cualquier otro tipo de escrito.
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