domingo, marzo 31, 2024

Amores que merecen un mundo

 Tu amor

 me llega

 en silencio,


 como las hojas de  los árboles

 cuando la brisa se detiene


 y parece olerse el verde,

 aun a lo lejos;


¡tremendo amor!

 siempre estás conmigo:


 en los días grises, soleados,

 en los días calurosos, fríos,


existe en mí

el recuerdo persistente:


una palabra, un gesto,

un abrazo, ¡tantos abrazos!


un beso,

¡tantos besos!


no importa


si mis letras 

se quedan solas,


si no estás

para retribuírmelas


o si estás


y por la razón que sea,

no acudís a esta, tantas citas.


Mi amor, tu amor

siguen en mí


y lo harán por siempre,

-no soy de los que aman 

y olvidan con facilidad-;


porque amores

como el nuestro

no merecen abandonarse

en un oscuro desván;


porque amores así

no pueden reducirse a estos míseros versos,


merecen torres de Babel,

¡merecen un mundo!


porque no se repiten,


porque quedan flotando

en un mar luminoso,

etéreo,


a la espera de nada


o de todo.




Invitación al reinicio

 Algunas personas

 dicen que hacen esto o aquello

 por el bien de alguien más.


 Muchas veces -o la mayoría-

 esto no es cierto.


 Tristemente,


 existen personas que ayudan,

 participan en obras de caridad,


 donan dinero, objetos,


mas lo hacen por sí mismos,

por culpa, por quedar bien,

para justificar ciertas desprolijidades;


no siempre 

todo es lo que aparenta ser


o casi nunca.


Las hay, en cambio, silenciosas,

"invisibles",


apenas se sabe algo de ellas,

no buscan llamar la atención,


menos, viralizarse;


y son buena gente

¡pero de verdad!


No andan con un megáfono

anunciando sus buenas acciones,


que no se reducen a lo material:


por ejemplo, sostienen a alguien,

incitan a levantar el ánimo

de quien fuera, en momentos muy difíciles;


¡despiertan sonrisas!


¡invitan al reinicio,

a volver a creer, a confiar!


¡Y los hay!


No en cantidad

pero los hay.


¡Fíjense en esas personas!


no necesitan envanecerse,


ni demostrar

poder, logros, habilidades,

"bondad".


Son como son,

hacen lo que hacen

porque así lo sienten.


Alguien sufre

y están allí,


así luego o enseguida

sean olvidados.


Esa es, para mí,  la gente

que merece llamarse "humana".





 

lunes, marzo 25, 2024

Las migas que los pájaros dejaron

 No importa que no estés

 cerca


 en ningún sentido;


 no importa

 si no puedo mirarte ni una vez más


 no extraviarme

 en ese puzzle


 de ideas, de sueños,

 de fantasías;


 no importa.


 Necesito escribirte,

 mencionarte,


 donde sea y con quien sea;


 delinear tremendo sentir en unos pobres versos

 que apenas lo describen:


 líneas que surgen directamente

 de mi corazón


 y en parte,

de mi cabeza:


siempre pensándote,

siempre buscándote,

así sepa que no voy a hallarte


ni acá,


ni en ningún lado.


Necesito

seguir las migas

que los pájaros 

dejaron


para quizás,


un día de sol,

el más ardiente sol

que se haya visto jamás


encontrarnos,


¡y abrazarnos!


fuerte, intensa,

apasionadamente


como en aquella indescriptible

tarde.

Falsos ídolos

 ¡Qué patéticos,

  los humanos!


  se cuenta la cantidad de muertos

  y nadie entiende, ¡nadie, salvo sus allegados!


 lo que UN SOLO MUERTO representa

 para una familia, para sus amigos, para su entorno;


se enfatiza en lo irrelevante,

-quizás, intencionalmente-;


¿sería menos doloroso -o menos perjudicial

para algunos-, si hubieran sido menos?


¿o más?


así, con todo.


Una princesa, candidata a reina,

tiene que contarle al mundo que padece una enfermedad grave

y aclara que no se preocupen, que se queden "tranquilos":


se refiere a su pueblo,

sus supuestamente, futuros súbditos;


¿qué nos pasa?


¿convertimos en dioses

a otros seres humanos 

que a semejanza nuestra,


padecen, lloran, se alimentan o no pueden hacerlo,


tienen sufrimientos

o no los tienen;


aman, dejan de ser amados,

vuelven a amar?


¿alguien es dueño, acaso,

de la vida de los otros?


se trate de un clérigo, de un príncipe,

de un rey, quien fuera;


se busca protección

en quienes no pueden ni deben dárnosla;


todo por no hurgar

en nuestro interior;


todo por no saber

qué nos pasa en verdad,


por qué tapamos situaciones

que nos superan


con banalidades,

con supuestos seres "modélicos";


pasa también con los futbolistas,

por ejemplo,


con cantantes, actores,

con pseudo-adivinos, 

psicólogos -serios y de los otros-;


¿cuándo vamos a hacernos cargo

de nosotros mismos?


somos grandes ya.


Y todavía:

la sombra del presidente, del eclesiástico,

del rey, en otros contextos,


pendiendo

en nuestras cabezas,


¿a modo de amuleto

para la suerte?


basta de falsas deidades, reyes,

presidentes, defensores de derechos humanos o inhumanos


que se consideren

como a padres a nuestro cargo.


¡no debería haber "defensores"

de nuestras vidas!


¡jamásssss!


es la vida que elegimos,

es la que decidimos seguir,


con, sin errores,


con, sin problemas,


con, sin miedos,


con, sin inseguridades,


con, sin enfermedades.


Nuestra existencia no puede estar en manos

de ningún gurú, de ninguna persona

de ningún ámbito,


¡tampoco de nuestros maestros!


pues ellos

fueron y serán quienes traten de inculcar SU modo de ver,

de pensar o repensar la historia y todo lo que implica


a su manera;


informémonos, abramos los ojos,

pensemos por nosotros mismos;


no nos atemos

a quimeras, promesas,

falsos "salvadores";


son todas mentiras,

son rituales caducos,

son historias que pasaron de generación en generación


y se fueron descomponiendo


en este enjambre de números, de dudas,

de temores, de falacias


que inundan nuestro discernir.


No importa la cantidad de muertos,

¡importa que murieron!


importa los que los mataron

o hicieron algo que los llevó a la muerte;


¡importa que ya no están!


y no pueden defenderse.


Busquemos la verdad,


¡no lo que convenientemente

nos cuentan!





sábado, marzo 23, 2024

Pensar con el alma

 Podés comprar lo que sea,

 podés viajar adonde sea,


 podés obtener títulos,

 diplomas, reconocimientos;


 podés haber leído

 miles de libros,


 ser considerado muy culto,

 ser apreciado por ello

 o no;


podés ser un escritor, músico, cantante,

actor, malabarista, 

artista plástico,


reconocido, exitoso;


podés alcanzar un cargo académico, político,

diplomático, el que fuera;


podés ser un deportista súper virtuoso,

convertirte en ídolo de multitudes;


podés lograr alguno o varios

de esos dones, dinero, posesiones,

objetos de lujo;


podés ser uno de los "elegidos"

-o los que así consideraste-;


¡claro que podrías ser

uno de ellos!


pero no te aseguraría

ni una pizca de amistad,

ni de amor, ni de empatía, siquiera,


si los obtuvieras

no digo siempre, pero casi,


serían por "eso"

que tenés o sabés.


A pocos importaría

quien fuiste, sos realmente,


qué tenés para dar

que no se vincule con lo material

o el conocimiento;


puede que consigas 

también a alguien que te ame


pero nunca o pocas veces

estarás seguro si no tiene que ver con tus bienes

o tu prestigio


o ambos;


será que en la vida

no todo puede alcanzarse;


o será que no debe ambicionarse tanto

y sí se debe pensar y actuar más con el alma

que con la cabeza.


Hacer, decir, accionar

según nuestros sentimientos nos lo propongan


puede, podría 

conectarnos con siquiera, momentos,

en ocasiones, breves,


¡pero tan valiosos!


momentos que nos traerán, siempre, recuerdos

para nada vinculados a posesiones,

metas ni galardones,


recuerdos que sí lo estén


con abrazos, besos, caricias,

encuentros, contención, conversaciones extraordinarias,


¡risas, 

miles de risas!


casi casi como decir

momentos de felicidad


que pueden ser pocos, efímeros

pero sin lugar a dudas, inolvidables.


El corazón sabe de esto.

Pregúntenle.




domingo, marzo 17, 2024

Escapes para el no-olvido

 No vas a perdonarme.


 Pero lo peor, lo que más duele

 es esa indiferencia.


 Insultame, decímelo todo,

 liberate de esa rabia,

 de ese resentimiento


 ¿de esa nada?


-insisto

y lo arruino más-.


Decidiste eliminarme

de todas partes:


ni una palabra,

ni una mención,


ni un llamado,


ni una fotografía.


No sabré de vos,


¡no sabré de vos!


nunca más.


Siempre hay escapes

para el no-olvido:


entretenimientos, 

pensamientos creados para tal fin;


otras personas,

otras situaciones, salidas,

conversaciones, 


en fin.


Siempre hay algo

por lo cual impulsarse a seguir

día tras día,


retomar

un antiguo sueño


o ignorarlo,

-según-.


Sigo aquí,


no siempre te tengo presente

pero casi.


Lo más triste de todo:


la incertidumbre


de tu sentir,

de tu no sentir,


de tu detestarme

o no,


de la ubicación del sitio,

al parecer, inexpugnable


en que te escondiste.

Como si tuvieran alas

 Hay personas

 que cambian, siquiera por un momento,

 nuestro mundo;


caminan

como si tuvieran alas,


nos transportan, suavemente,

a su universo encantado;


basta verlas

para abandonar ese rictus amargo


y reírnos, mucho,

hasta que nos duela la panza;


hay personas, ¡en verdad las hay!


que nos devuelven a lo genuino,

a lo que no tiene valor material,


que nos reconcilian

con nuestro espíritu;


con o sin  expresarlo,

con o sin demostrarlo,


incluso, apenas,

telefoneando,

mensajeando;


¡nos reintegran

a la vida!


nos alivian

hasta en lo peor


o lo que consideramos lo peor

que estemos intentando

sobrellevar.


Hay personas


que no deberían

faltarnos jamás,


ni a nadie.

viernes, marzo 15, 2024

Mirarla, admirarla

 Estaba allí.

 Está allí.


Como cada día,

¡como nunca antes!


 como si las tan intensas lluvias

 ni la hubieran rozado:


 el sol arde

 sobre los pétalos violáceos


 de la que se ignora 

 su origen:


-tal vez, el viento

tenga algo que ver con ello-;


reverencié su existencia,

agradecí al universo su incentivo cotidiano;


pasar por ese sitio

sin mirarla y admirarla


no sería lo mismo.


Me pregunto si alguien más

advirtió, advierte su existencia;


me pregunto, aun con mayor curiosidad,

si quien la advierte o advirtió


valora, valoraría

su valioso regalo incondicional;


pues está, florece,

se cubre de hojas verdes o amarillentas,

según la estación


sin que se lo pidan,

sin esperar ni una mirada, ni un saludo,


ni este ni ningún poema.






 





sábado, marzo 09, 2024

Pequeño, gigante, bunker

Curioso:


sin haber abierto

las ventanas,


mi sonrisa

estaba lista


para sol,

calor, lluvia, viento,


lo que fuera;


es que todo se halla

en nuestro interior;


siempre hay un pequeño,

así sea ínfimo


bunker


secreto, propio,

estimulante;


puede que ni nosotros 

lo sepamos


o lo hayamos olvidado;


es allí, donde esa flor

que huyó

de un destino pantanoso,


nos arroja un inigualable perfume,

su suspiro de aire fresco,


su exclusivo color;


¡son esperanzas renovadas!


en efecto, cuando abrí

las ventanas


el sol me pareció más estelar

que nunca,


los árboles,

meciéndose lenta, sensualmente,


lejos de bosques, praderas,

lejos de lagos, mares, ríos;


aquí,

¡aquí mismo!


con los mismos edificios

de todos los días,


¡y la enredadera!

de fiesta:


la misma, la de flores violáceas,

de la que se ignora su proveniencia


y se renueva, siempre se renueva;


las vías,

los trenes,


los automóviles

y sus estridencias;


aquí,

increíblemente,


puedo hallar mi pequeño-gigante

bunker;


una mirada distinta

logra una fotografía particular, única;


aplica en ese arte,


aplica en cada aspecto

de nuestra vida,


¡nuestra vida!


solo nosotros

podemos pintarla, diseñarla,


¡transformarla!


una, dos, miles de veces.


No habrá

un día, ni un segundo

igual al siguiente;


no habrá un momento mágico

que se repita de igual modo.


Es hoy.


Es ahora.


Es mañana y luego y luego...


Bloquear torturas

 El ánimo decae.


 Entonces

 están ellos:


 árboles, flores,

 hojas que anticipan el otoño,

 pájaros,


para frenar nuestras oscuridades,

para renovar aquellos goces

¿olvidados?


según donde se habite,

siempre: un retazo de la inigualable naturaleza


que logra despertar

como nada ni nadie

a nuestro espíritu,


¡a nuestro ser natural!


basta con decidirse,


¡bloquear toda tortura!,


enfocados, únicamente,


en ese cielo poderoso,

en esas increíbles exhibiciones

de verde, de amarillos ocre,


en esas flores, muy pequeñas algunas,

de diversos colores;


en montañas

junto a lagos


que devuelven

a esos momentos de paz

tan añorados


¡y tan al alcance

de quienes habitan

en esos parajes!


es cuestión de salir

al aire, respirar, absorber


toda esa desinteresada labor

de natura,


en pos de nuestra vista,

de nuestra  alma,


de nuestra revalorización

de lo que importa,


de lo que nos rehabilita,

reconcilia con nosotros mismos;


sin saberlo,

están allí

para devolvernos las sonrisas,


las ganas,


ese optimismo


tristemente

perdido,

en algunos casos;


pero nunca, jamás


definitivamente.



martes, marzo 05, 2024

Sin que tenga que desearlo

 Sin que tenga que pedírtelo,

 sin que tenga que pensarlo,

 ni desearlo, siquiera...


 sin que tenga que llorar

 por dentro, por fuera


donde sea que me encuentre;


sin que tenga que pedírtelo,


sin que sea preciso

hacerme visible, leíble,


exponiéndome


a una nueva decepción,

un agujero más en el alma;


sin que tenga que hacer nada,

sin que tenga que aparecer en ninguna parte,


así quisiera

que reaparecieras,


del modo, por el medio

que fuera;


sin condicionamientos,

sin espejar mis conductas,

mis palabras;


sin que un mensaje de "buena semana"

sea en tus letras, también,

un "buena semana";


que surgiera

 

que el Universo

lo determinara:


que me llamaras,

que me escucharas,


¡que te importara!


que me amaras.

Mi huella

 ¡Insisto

 en tus ojos!,


 aún 

 no me convenzo


 de que no sos para mí,

 de que no soy para vos;


insisto


aparece tu número:

da pena borrarlo


pero más pena

da penar y penar


por los rincones

de la casa, del alma;


no hagas, destino,

que aparezca en todas partes,

que todo me lo recuerde;


intentaba olvidarlo,

intentaba...


el cielo azul,

estrepitosamente azul,


los árboles

estallando en brillos inusitados


y yo


¡todavía

pendiente de los "¿y si...?"

"¿y si no...?"!


no, no habrá nada

que me derrumbe

esta vez;


me abrazo,

me contengo,


me preparo

el siempre oportuno e incentivador

café


y mis letras siguen mi camino,

habitan en él.


Un día prometieron

no abandonarme;


pasaron años, muchos,


nunca lo hicieron;


ellas marcarán 

el rumbo.


En este arduo, maravilloso

existir


serán parte esencial

de mi huella.

Cristina Del Gaudio

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