Valoro muchas cualidades
en muchas personas.
En especial
o en uno de los primeros lugares,
instalaría
a la resistencia;
porque no debe ser para nada,
absolutamente para nada fácil
perderlo todo
y no me refiero solo a lo material.
Perder a lo más querido,
a los que compartían tu mesa,
tus anécdotas, tus risas,
tus lágrimas, tus logros
día tras día.
A los hijos,
a los que quizás, miraban
desde pequeños
cuando se dirigían
rumbo a la escuela.
Y los miraban, tal vez, hasta el no cansancio,
hasta que desaparecían de su vista;
para esperarlos
más tarde
con el almuerzo
o la merienda, según fuera,
lista y preparada con tanta dedicación,
con tanto amor;
¡perder a sus amores
es lo peor que puede, pudo, podría
pasarle a quien sea!
nada se asemeja
a ese dolor,
¡un dolor de tal naturaleza!
(No sé si podría soportarlo);
por eso, entiendo a quienes
tomaron una decisión irreversible
ante ese desgarro incurable
de su alma, de su existencia...
¿cómo seguir viviendo,
cómo volver a una supuesta cotideaneidad,
plagada de recuerdos
que hoy son solo vacío,
luego de una catástrofe semejante?
ahí está la cuestión de la resistencia,
aunque en casos extremos pueda comprenderse
ese abandono de las fuerzas,
ese no poder más
y acabar con todo;
felicito a esa gente
que no solo se levanta a sí misma
de los peores horrores;
¡es capaz, es tan pero tan fuerte
y generosa que levanta a otros,
ayuda en lo que fuera, los anima,
les ofrece lo que puede, lo que tiene!,
más allá de que ciertos seres, en sus imponentes sillones,
en su sitial de oropeles
vivan indiferentes
gozando de sus bienes, -casi siempre solo económicos-,
de su ¿poder?
¡presos de la ambición,
de las absurdas rivalidades políticas!
¡descuidando su verdadera, no reconocida,
función: cuidar a su gente,
protegerlos, brindarles contención,
siquiera!
claro que merecen esa ira, tremenda furia
de los tantos que fueron abandonados
¿a su suerte? ¡a su desgracia!
¡Cuántas injusticias!
¿Dónde está ese Dios que pone todo en su lugar?
supongo que algún día
y lo deseo
paguen por su desidia,
su desamor hacia sus iguales,
sus compatriotas,
¡sus súbditos,
los que únicamente sirven
para cobrarles impuestos!
impuestos
que nunca vuelven a ellos,
¡malditos!
hay gente muriendo,
hay gente desaparecida,
hay gente que fue arrastrada por el barro y el agua,
¡hay quienes se suicidaron, se suicidan!
¿Es que no son capaces
de verlos, de sentir en sus corazones de piedra
algo de compasión, de empatía?
¡reyes de cartón!
¡reyes de naipes!
¡despierten!
¡teman las no tan lejanas
consecuencias irreversibles de su desidia!
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