martes, noviembre 05, 2024

Resistencia

 Valoro muchas cualidades

  en muchas personas.


  En especial

  o en uno de los primeros lugares,


  instalaría

  a la resistencia;


  porque no debe ser para nada,

  absolutamente para nada fácil


  perderlo todo

  y no me refiero solo a lo material.


  Perder a lo más querido,

  a los que compartían tu mesa,


 tus anécdotas, tus risas,

 tus lágrimas, tus logros


 día tras día.


 A los hijos,


 a los que quizás, miraban

 desde pequeños


 cuando se dirigían

  rumbo a la escuela.


 Y los miraban, tal vez, hasta el no cansancio,

 hasta que desaparecían de su vista;


 para esperarlos

 más tarde


con el almuerzo

o la merienda, según fuera,

lista y preparada con tanta dedicación,

con tanto amor;


¡perder a sus amores

es lo peor que puede, pudo, podría

pasarle a quien sea!


nada se asemeja

a ese dolor,

¡un dolor de tal naturaleza!


(No sé si podría soportarlo);


por eso, entiendo a quienes

tomaron una decisión irreversible

ante ese desgarro incurable

de su alma, de su existencia...


¿cómo seguir viviendo,

cómo volver a una supuesta cotideaneidad,

plagada de recuerdos

que hoy son solo vacío,


luego de una catástrofe semejante?


ahí está la cuestión de la resistencia,

aunque en casos extremos pueda comprenderse


ese abandono de las fuerzas,

ese no poder más


y acabar con todo;


felicito a esa gente

que no solo se levanta a sí misma

de los peores horrores;


¡es capaz, es tan pero tan fuerte

y generosa que levanta a otros,

ayuda en lo que fuera, los anima,


les ofrece lo que puede, lo que tiene!,


más allá de que ciertos seres, en sus imponentes sillones,

en su sitial de oropeles


vivan indiferentes

gozando de sus bienes, -casi siempre solo económicos-,

de su ¿poder?


¡presos de la ambición,

de las absurdas rivalidades políticas!


¡descuidando su verdadera, no reconocida,

función: cuidar a su gente, 


protegerlos, brindarles contención,

siquiera!


claro que merecen esa ira, tremenda furia

de los tantos que fueron abandonados

¿a su suerte? ¡a su desgracia!


¡Cuántas injusticias!


¿Dónde está ese Dios que pone todo en su lugar?


supongo que algún día

y lo deseo


paguen por su desidia,


su desamor hacia sus iguales,

sus compatriotas, 


¡sus súbditos,

los que únicamente sirven

para cobrarles impuestos!


impuestos

que nunca vuelven a ellos,


¡malditos!


hay gente muriendo,

hay gente desaparecida,


hay gente que fue arrastrada por el barro y el agua,


¡hay quienes se suicidaron, se suicidan!


¿Es que no son capaces

de verlos, de sentir en sus corazones de piedra

algo de compasión, de empatía?


¡reyes de cartón!


¡reyes de naipes!


¡despierten!


¡teman las no tan lejanas

consecuencias irreversibles de su desidia!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cristina Del Gaudio

Seguidores