miércoles, febrero 26, 2025

Cleptómano

 Por atracción,

 por obsesión,


 ¿por hábito?


 robaste en mí


 lo que nunca más

 pude recuperar:


 robaste la creencia

 en el amor infinito,

 

 en su trascendencia

 pese al tiempo, a las distancias;


 robaste


 un preciado tesoro:

 la creencia en los milagros


 y algo peor:

 en la magia;


 aunque la última

 retorna, tiende a retornar


 en cuanto me contacto

 con un entorno natural,


 apenas, cuando contemplo un árbol

 sea cual sea la estación,


 cuando una fila interminable

 de pájaros


 sobrevuela


 cerca de mi recorte de cielo;


 no, no lo robaste todo,


 solo fue una parte,

 en plena edad de la inocencia,


 cuando suceden cosas

 buenas, malas


 que jamás se olvidan;


 quedan tatuadas

 en el corazón,


en la cabeza,

en el alma;


aun me parece verme, tan joven e ilusionada,

¡esa tristeza inconmensurable!


cuando abrí el telón (era actriz, entonces)

 y no estabas sentado allí,

 muy cerca del escenario,


¡como en todas las funciones precedentes!


seguro

lo hiciste de nuevo,

¡y otras y muchas más!;


¿del mismo, de otro modo?


tu cleptomanía,

con los años,


se me tornó

una indeclinable certeza;


robar para renunciar,


robar para luego huir,


robar para ¿decepcionar?


nunca entendí

ni entenderé ese comportamiento:


ese jurar amor por siempre,

esa insistencia en prometer lo imprometible


y poco después,

meses, casi un año


¡desaparecer!


dejar a la "escogida"

sin que medie una, ¡ni una maldita palabra!;


¿y vos?

escapando... ¿del amor?,


llevándote un botín 

que pocos tienen la suerte de obtener


para ir, presuroso,

detrás de otro.


Siempre hubo, habrá víctimas,

inocentes o no


proclives


al engaño, a las prontas lágrimas,


al inolvidable vacío


que deja el haber amado

a quien no lo merecía.


Por quien no servían, no alcanzaban,

no tenían sentido


ni la alegría,

ni el cariño,


ni la pena.



 

domingo, febrero 23, 2025

Con su tul mágico, con su oscuro manto

 Entre las urgencias

 e inventos de urgencias


 construyo

 para destruir,


 destruyo

 para construir.


 Así


 con mi decir,

 con alguno, otro sentimiento;


 así


 conmigo,


 con ciertos hábitos

 que des-habito,


 con otros

 que creo o recreo;


 es la vida, ¿no?


 nunca fui del tipo "lineal",

 ahora esto, ahora aquello,


mañana lo otro...


 ¡la insoportable rutina!


me resulta agobiante,

me aniquila, 


intenta arrastrarme

por momentos


¡pero siempre logro escapar!


por eso,

mis palabras son caprichosas,

juegan conmigo


¡y yo,

con ellas!


¿a veces?

 

en ocasiones,

intentan y logran seguir

un hilo de ideas


pero no siempre;


estoy segura de que en ocasiones,

creerás que hablo (o escribo)

sobre vos, sobre nosotros,


-los de antes,

 los de no hace tanto-


y en verdad,

invento algo que pudo haber sido,


que pudo elevarme al cielo


pero terminó

derrumbándome;


mas gracias

a esa capacidad de reconstrucción,


me tienen aquí


y seguiré estando,


no prometo de qué modo,

ni con qué humor, 


con letras, sílabas,

frases, textos


de los que luego, quizás,

me arrepienta


y mi mente, mi imaginación

que no paran


los dé vuelta,


los reinvente,


los envuelva con su tul mágico,

con su oscuro manto:


su manto espeluznante.




martes, febrero 18, 2025

Por ahora...

 Por ahora,

 este bellísimo día soleado;


 por ahora,

 este cielo azul,


 esas tenues nubes,


 el sol

 posándose, en su plenitud,


 sobre la cálida casa

 con techo de tejas;


 por ahora,

 la enredadera


 la del violáceo esplendor;


 por ahora,


 estas líneas,

 quizás, otras,

 

 quizás, más tarde,

 mañana, en unos días,


 -nunca se sabe-;


 por ahora,


 el corazón en calma,

 una paz inusitada,


 el deseo ferviente

 de aislarme de tanto ruido,


 tantas mentiras, tanta confusión;


 mi mente

 intenta descansar


 para poder seguir,

 para hallarme


 -porque por un rato

 me perdí-;


 por ahora,


 esto parece funcionar.


 el vendaval

 se detuvo,


 casi no se oyen sonidos

 y los que apenas se escuchan


 suenan tan lejanos

 como aquellos sueños:

 ilusorios, vanos,


 los que mi cabeza,

 en una sabia decisión,


 optó por extinguir;


 por ahora,


  el mismo pájaro

  no retorna


  pero se escuchan

  otros trinos de iguales o diferentes aves


  desde lejos;


  por ahora,


  solo ¡y nada menos!

  estas, otras, ideas,


  en palabras, frases, pensamientos


  arrojadas al papel, a la pantalla,

  ¡donde sea!


  y el deseo ferviente


  de que nunca, ¡nunca!

  me abandonen.


 

lunes, febrero 17, 2025

Corazón congelado

 ¡Y llegaremos a viejos!


 quizás, en esa instancia

 ni nos recordemos el uno al otro;


 y no hay ni habrá, al parecer,

 ni una palabra, un gesto,


 nada


 de tu parte;


 ¡después de todo aquello,

después de tanto de tanto de tanto!


ni su recuerdo


te impulsará

a hacerte ver, leer, ¡algo!


 no sé si me perdonaste,


 no quisiera morir

 sin saber siquiera eso...


 Los años siguen pasando,

 no somos ni seremos eternos,


 mas preferís tu silencio

 a ceder,


¡no vaya a ser

que yo crea que todavía me pensás!


 mucho menos, 


 si sentís algo,

 siquiera, un cosquilleo

 en el estómago, en el alma,


cuando se menciona mi nombre,

cuando la cabeza, la imaginación

 te lo recuerdan;


mas tu corazón

permanece impávido,


supongo, congelado,


tal vez, no sé,

invadido por el resentimiento.


Probablemente,

llegue el instante en que te des cuenta


de que nada, ¡nada!


ni esas u otras discusiones,


¡ni todo ese amor, 

toda esa pasión, todos esos sueños,

todo!


valieron la pena.


(En la soledad,

 -acompañada o no-


 de tus últimos momentos).

Da trabajo trabajar... ¡¡de verdad!!

 Podrán intentarlo todo


 para acabar

 con la naturaleza,


 con las necesidades básicas

 de las personas,


 ¡con aquellos

 que no piensan ni pensarán

 como ellos!


 en pos de...


en pos de unos billetes,

de una o más casas suntuosas,

autos, otros "bienes"


(o lo que ellos

consideran "bienes")


que persistirán o no

cuando no dejen nada en pie,


pues, al parecer, se proponen

convertir


a nuestros verdaderos tesoros:

la flora, la fauna, los animales,


las riquezas que nos pertenecen,

que sostienen al país;


podrán quedarse con lo que sea,

dejar a nuestra tierra devastada,


mas no acabarán, ¡eso nunca!

con nuestros sueños,


siempre confiaremos,

lo seguiremos haciendo

en que algún día, ¡algún día!


entenderán


que hay un suelo, un asidero,

que no es un banco a saquear,


un país que es de ellos,

de nosotros, ¡de todos!


un país que nos cobija

desde niños,


donde aprendimos,

estudiamos, nos enamoramos,

trabajamos,


tuvimos, tenemos

familiares, amigos,


el sitio donde crecimos, jugamos,

¡reímos, hasta el no cansancio!


un país

en que caminábamos felices,


hablando de nuestras niñerías;


más tarde, adultos,

conversando con vecinos, con quien sea,

de lo que fuera,


en todos lados,


¡frente a nuestra propia casa!


sin temores, sin cámaras,

sin botones de pánico...


¿qué pasó?


¿fueron ellos los que se propusieron

aniquilar nuestra paz


por dinero, poder,


invadidos por su enorme egoísmo, 

su jactancia, su ambición enfermiza?


utilizando mentiras y más mentiras,

corrompiendo a niños y no tan niños,


destruyendo

valores, 


restando,


siempre restando.


Y hoy continúan


y seguirán haciéndolo.


Pues da más trabajo, al parecer,

precisamente, trabajar...de verdad,


estudiar, crear, ¡hacer!


¡sumar!


es más fácil

lo que se obtiene fácilmente,


sin esfuerzo,


a costa de gente

que desde sus ancestros

lucha para construir, mantener su casa,


para sostener su empresa,

su negocio, su emprendimiento,


¡sus propios logros!


eso molesta.


¡Eso les molesta!


es más fácil

intentar derribar


que imitar.


lo accesible, sin mérito alguno


tienta demasiado

a varios.


Por suerte,


los hay y muchísimos

que aún creen y persisten.


Yo creo.

 

 y persisto.

jueves, febrero 13, 2025

Sobreevaluada pertenencia

 Me perturba,

 me entristece


 verlo ahí, sentado o recostado

 en el piso,


 con sus harapos, sus pocas pertenencias.


 De hecho,

 él mismo ya no pertenece


 y me pregunto:

 ¿qué me hace diferente?


 ¿a qué grupo, a qué facción,

 a qué club, a qué clase de personas


 pertenezco?


 -si ni siquiera a mí misma

 en ocasiones,

 siento que pertenezco-:


 ¿Más pan, más "recursos"

 -que un día u otro puedo perder-?


 ¿más objetos?

 ¿quizás y solo digo quizás,

 más escolarización?


 ¿un DNI que me identifica

 me convierte en persona?


¿Un estudio, un empleo,

un emprendimiento, un arte, incluso,

un arte


me daría esa tan sobreevaluada "pertenencia"?


solo soy esto que soy

desnuda ante ustedes,


ante mí,


cada día un día más

y también menos:


nada hace a este hombre

diferente.


Intento ayudarlo,

cuando puedo,


avisé

sobre su "situación de calle"


y nada cambió.


Me pregunto:

¿Y si el hombre hubiera ELEGIDO

estar "fuera del sistema" (otro estúpido clisé)?


si se hartó de todo,

de todos,


si no desea

ser llevado a ningún sitio,


ni compartir sus pocas cosas

con nadie?


ni siquiera emite palabra.


Un "gracias", cada tanto,


 eso es todo.


¿Por qué empeñarnos, por qué insistir

en ocuparnos de quien no quiere que nadie se ocupe?


¿Por qué creer que nuestra existencia

es mejor, solo por tener bienes -y males-

por doquier, tantos, inútiles y totalmente prescindibles?


hoy pasé de nuevo

y estaba, como siempre.


Alguno que otro, muy pocos,

le dan dinero, algo de comida.


No sé si intentarán

-si es que lo hicieron-,


ayudarlo, llevarlo a algún lugar


ignoro, como dije antes,

si él lo aceptaría.


Entretanto, sigue allí,

en la puerta del banco.


Cuando hace mucho calor,

se cruza a la puerta del banco de enfrente,


se sienta donde da sombra.


¿Y nosotros? ¿creyéndonos superiores

por arrojarle lo que nos sobra?


¿por él, para él?


¿o para alivianar nuestras negras conciencias?

lunes, febrero 10, 2025

Abrigado y con tus cuestiones

 Todavía

 tengo grabados en mi mente,

 mientras voy y vengo y hago y pienso,


 -en ocasiones, también en mis sueños-,


 tus ojos


 que invitaban a entrar


 y no querer abandonar jamás

 tremenda travesía;


 todavía

 insisto en el recuerdo,


 ¿me hace mal?

 no sé.


 Gratifica el haberlo vivido,

 a sabiendas, de que no les es dado

 tamaño obsequio a muchos.


 Claro que vos estarás por allá,

 abrigado y con tus cuestiones;


 ni imaginarás,

 probablemente,


 que sigo aguardando

 algún indicio,


-¡aún creo en un destino

reparador!-


mi corazón

no dejará de insistir,

de confiar, de esperar,


¡de tenerte presente

en tu ausencia!


¿todo llega?


quizás.


Si así no lo fuera,


¡es tan lindo volver a gozar

al menos, a través de los recuerdos,


con la certeza

de habernos hallado,


de haber vivido

todo lo que vivimos!


más allá de que

sigamos alejados,


en diferentes latitudes,


con diferentes climas,

situaciones, vidas.


¡Aquí sigo!


de un modo u otro,

ante un hecho cotidiano o no


o simplemente

porque mi inquieta cabeza


vuelve a arrojarme

en cuanto puede,


algo, un poco más,

de todo aquello,


¡no puedo evitar

reescribirte, reescribirnos!


entretanto, ilusionarme

con otra oportunidad.

jueves, febrero 06, 2025

¿Fake dreams?

 Desbordada

 de tantos por qué


 de tantos para qué,


de muchísimas dudas,

¡demasiada información!


tanta que va perdiendo

su consistencia,


se debilita

su credibilidad.


tan pocas certidumbres,

tantas que se tornan incertidumbres


que se asimilan como verdades absolutas

cuando no se tiene la menor prueba de ello.

(O si se tiene, pudo haberse "armado".)

 

 Desbordada...


 Fake news...


 tal vez o seguramente

 las hubo siempre,


 solo cambió el formato,

 se agregaron medios de comunicación.


 Lo cierto

 resulta ser falso


 y al revés,


 en un mundo 

 plagado de convenientes,


 o inútiles, innecesarias mentiras,


 de acusaciones falsas,

 provenientes de personas,

 u otras fuentes des-confiables;


 un mundo 

 en el que ya pocos soportamos

 ese bombardeo cotidiano

 que nos estupidiza;


 ¡lástima 

 quienes dicen, realmente, la verdad!


 pocos creen en ellos,

 casi nadie cree en nadie, 


 en nada;


"un mundo sin amor"


 me dijo alguien

 y quizás sea cierto,


 pues, los que sienten realmente

 lo que fuera por quien fuera

 probablemente, les cueste expresarlo


 ¡o no lo hagan!


 ante el temor

 de no ser creídos,

 incluso, de ser burlados;


 ¡ellos mismos llegan a dudar

 de sus propios sentimientos!


 me miro al espejo

 e intento verme como hace años atrás


 y en verdad,

 no soy la misma;


 pero no solo físicamente,

 mi mirada no refleja aquella pretérita alegría,

 absolutamente genuina,


 aquel brillo,

 motivado o inmotivado


 esa hoy tan poco frecuente expresión de real alegría,

 de muchísimas certezas,


 ¿de inocencia?


 puede ser.


 La inocencia como la confianza,

 la empatía, la exhibición de sentires


 y, repito, el amor,

 -de hecho, muy devaluado-,


 parecen ser para pocos,

 o para los que aún desean que siga siendo,

 que siga incentivando, colmando, despertando


 esa felicidad adormecida.


 Al menos, tenemos a nuestros sueños


 en ellos, muchas veces,

 todo es posible, ¡todo!


 ¿existen los fake dreams?


 solo si a nuestro subconsciente

 se lo considera un impostor.



lunes, febrero 03, 2025

Poder finito

 Todo lo indica.

  

 La muerte

 en ocasiones, envía señales.


 Ya se colocó sus negros guantes,

  los más negros que uno podría imaginarse.


  Lo rodea,

  comienza su proceso,


  absorbe, poco a poco

  lo que resta de hálito de vida,


  aniquila


  la sombra de quien lo fue tanto

  o así lo creyó y así lo creyeron muchos;


  el cuerpo, delgadísimo,

  la mente, despojada, vacía,


  poco falta

  para que se desplomen


  y no haya retorno.


  El:

  quien tuvo mucho más que demasiados,


  ¡que tuvo demasiado,

  dio demasiado,

  proveyó de todo


  a demasiados!


 hoy


 no recuerda nada

 de ese antiguo poder:


 todos esos cargos importantes,

 esos bienes, esa libertad

 de hacer y disponer,


 ese reír despreocupado,


 la risa de los que lograron 

 lo que la mayoría no logra,


 la risa del triunfo,

 de la sensación de seguridad


 ¿para siempre?


 los años

 se encargaron de quitarle

 

 no sus posesiones,

 no su dinero,

 no su posibilidad de obtenerlo todo.


 Le quitaron

 sus recuerdos,


 sus actividades,

¡su libertad!,


 ¡los rostros

 de sus seres queridos!,


 hoy, objetos

 como cualquiera,


 de los que ignora su nombre,

 su procedencia, sus hábitos,


 todo.


 En fin, los años 

 llegaron durísimos,


 como si  se cobraran

 aquella vida que seguramente varios

 habrán envidiado;


 hoy no puede hacer nada,

 ni sus mínimas necesidades,


 no es más que una sombra

 que resistió cuanto pudo


 mas ya olvidó cómo hacerlo.


 La muerte lo aguarda

 en la cabecera de su cama:


Suerte

que el hombre no puede ver ni escuchar

su risa terrorífica,


su risa triunfal.

La fragancia de los jacarandás

 Por acá,

 es el calor;


 por tu lugar,

 el frío;


 sea cual fuera la geografía,

 sea cual fuera la temperatura,


 nuestros cuestionamientos,

 nuestros temores,

 nuestras pérdidas,


 ¡nuestros amores!


 los de antes,

 el o los de ahora,


nuestros hábitos,

nuestras más o menos ganas de...


¡nuestros juegos!


¡el juego de escribir

en mi caso!


resultan, siempre,

los mejores compañeros;


el modo lúdico de verlo todo,


¡hallar la risa!


buscarla y buscarla,

hurgar en los rincones del alma,


¡hasta revivirla!


devuelven el motivo,


retorna, segundo tras segundo

el interés,


solo así es posible

sobrellevar cualquier dificultad

-o casi cualquiera-;


en definitiva,


sea cual sea la sensación térmica,

el infierno está dentro nuestro,


convive


con nuestro propio cielo,


colmado de estrellas brillantes,

maravilloso, en esas noches cálidas,


-quizás, conmuevan hasta al más apático-;


¡ni hablar de la exquisita fragancia

que desprenden los jacarandás

por estos lados!


¡tan especial!

¡tan verano!,


habrá otras especies

por allá, a tantos kilómetros


que les signifiquen,

te signifiquen


verano, primavera, invierno...


No sé si recordarás

los aromas, los dichos,

el sentir, el reírse hasta de lo peor


las costumbres, las particularidades


de la gente

de nuestra ciudad.


El río marrón

rodeándola,


a modo de agasajo;


los lagos de Palermo,

los patos, el verde,


un lujo para la vista, para todos los sentidos,


para el espíritu;


no hay nada, no hay sitio

que supere a mi queridísima CABA.


Y pese a todo,

y aunque te extrañe...mucho


supongo que no te seguiría, nunca, 

a tus tan fotográficos, emblemáticos,

"perfectos",


-en verdad, sobreevaluados-


parajes.



 

Cristina Del Gaudio

Seguidores