Me perturba,
me entristece
verlo ahí, sentado o recostado
en el piso,
con sus harapos, sus pocas pertenencias.
De hecho,
él mismo ya no pertenece
y me pregunto:
¿qué me hace diferente?
¿a qué grupo, a qué facción,
a qué club, a qué clase de personas
pertenezco?
-si ni siquiera a mí misma
en ocasiones,
siento que pertenezco-:
¿Más pan, más "recursos"
-que un día u otro puedo perder-?
¿más objetos?
¿quizás y solo digo quizás,
más escolarización?
¿un DNI que me identifica
me convierte en persona?
¿Un estudio, un empleo,
un emprendimiento, un arte, incluso,
un arte
me daría esa tan sobreevaluada "pertenencia"?
solo soy esto que soy
desnuda ante ustedes,
ante mí,
cada día un día más
y también menos:
nada hace a este hombre
diferente.
Intento ayudarlo,
cuando puedo,
avisé
sobre su "situación de calle"
y nada cambió.
Me pregunto:
¿Y si el hombre hubiera ELEGIDO
estar "fuera del sistema" (otro estúpido clisé)?
si se hartó de todo,
de todos,
si no desea
ser llevado a ningún sitio,
ni compartir sus pocas cosas
con nadie?
ni siquiera emite palabra.
Un "gracias", cada tanto,
eso es todo.
¿Por qué empeñarnos, por qué insistir
en ocuparnos de quien no quiere que nadie se ocupe?
¿Por qué creer que nuestra existencia
es mejor, solo por tener bienes -y males-
por doquier, tantos, inútiles y totalmente prescindibles?
hoy pasé de nuevo
y estaba, como siempre.
Alguno que otro, muy pocos,
le dan dinero, algo de comida.
No sé si intentarán
-si es que lo hicieron-,
ayudarlo, llevarlo a algún lugar
ignoro, como dije antes,
si él lo aceptaría.
Entretanto, sigue allí,
en la puerta del banco.
Cuando hace mucho calor,
se cruza a la puerta del banco de enfrente,
se sienta donde da sombra.
¿Y nosotros? ¿creyéndonos superiores
por arrojarle lo que nos sobra?
¿por él, para él?
¿o para alivianar nuestras negras conciencias?
No hay comentarios:
Publicar un comentario