Desbordada
de tantos por qué
de tantos para qué,
de muchísimas dudas,
¡demasiada información!
tanta que va perdiendo
su consistencia,
se debilita
su credibilidad.
tan pocas certidumbres,
tantas que se tornan incertidumbres
que se asimilan como verdades absolutas
cuando no se tiene la menor prueba de ello.
(O si se tiene, pudo haberse "armado".)
Desbordada...
Fake news...
tal vez o seguramente
las hubo siempre,
solo cambió el formato,
se agregaron medios de comunicación.
Lo cierto
resulta ser falso
y al revés,
en un mundo
plagado de convenientes,
o inútiles, innecesarias mentiras,
de acusaciones falsas,
provenientes de personas,
u otras fuentes des-confiables;
un mundo
en el que ya pocos soportamos
ese bombardeo cotidiano
que nos estupidiza;
¡lástima
quienes dicen, realmente, la verdad!
pocos creen en ellos,
casi nadie cree en nadie,
en nada;
"un mundo sin amor"
me dijo alguien
y quizás sea cierto,
pues, los que sienten realmente
lo que fuera por quien fuera
probablemente, les cueste expresarlo
¡o no lo hagan!
ante el temor
de no ser creídos,
incluso, de ser burlados;
¡ellos mismos llegan a dudar
de sus propios sentimientos!
me miro al espejo
e intento verme como hace años atrás
y en verdad,
no soy la misma;
pero no solo físicamente,
mi mirada no refleja aquella pretérita alegría,
absolutamente genuina,
aquel brillo,
motivado o inmotivado
esa hoy tan poco frecuente expresión de real alegría,
de muchísimas certezas,
¿de inocencia?
puede ser.
La inocencia como la confianza,
la empatía, la exhibición de sentires
y, repito, el amor,
-de hecho, muy devaluado-,
parecen ser para pocos,
o para los que aún desean que siga siendo,
que siga incentivando, colmando, despertando
esa felicidad adormecida.
Al menos, tenemos a nuestros sueños
en ellos, muchas veces,
todo es posible, ¡todo!
¿existen los fake dreams?
solo si a nuestro subconsciente
se lo considera un impostor.
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