martes, mayo 03, 2022

Ser de verdad

¿Qué sucede 

con esa inclinación obsesiva,

excesiva


de parecerse a otro:

tener el vestido de...

tener los ojos de...

tener los labios de...


o lo que fuera?

(incluye bienes materiales).


Pregunto

por si alguno lo entiende.


Nunca siquiera se me cruzó

por la cabeza

ser un otro, en ningún sentido,


ni vestir como un otro,

ni tener algún rasgo físico similar a un otro,

ni la vocación de otro, ni el trabajo de otro,

ni el talento, ni la risa, ni otros dones.


Nada de nada

de ninguno.


Siempre fui, soy yo

con mis más y mis muchos menos.


Por eso, me cuesta comprenderlo

y aceptarlo.


En un mundo

en que lo visual reina y gobierna,

parecer ser imperativo

querer demostrar o mostrar o fingir,

-porque de eso se trata-;


elegir a alguien

como objeto de admiración

e imitación,


en detrimento

de los propios valores,

de la autoestima;


¿qué pasa con esa cuestión?


todo radica

en re-verse en el espejo,

reencontrarse con uno,


saber que no es solo lo físico

ni lo material


lo que define, delimita

quien se es

realmente.


Todos somos diferentes,

cada uno lo es respecto a los demás.


Si no se cuidan esas particularidades,

si no se sostienen,

si no se defienden


el ser individual

se pierde.


Y se transforma en una réplica:


la boca de tal actriz,

el peinado de aquella,


en algunos casos, se admira y envidia el éxito,

el estilo de vida, -según lo que muestra- de cierto artista,

deportista, médico, abogado,

quien sea;


así, se ignora,

se subestima


lo peculiar, capaz, inteligente,

creativo, amoroso, bello


que puede ser uno, cualquiera, 

¡todos!


cuando es,


cuando son


¡de verdad!

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Cristina Del Gaudio

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