Acudir
todo por huirle al tedio,
a la soledad,
a la tristeza;
acudir,
como se puede, a lo que se puede:
a una pastilla, a un dulce,
¡al café!
-aunque siempre le demos permiso,
estemos como estemos-.
Acudir
en busca de lo que ignoramos,
en busca
de algo para saciar
no el cuerpo,
sino ese vacío
de día gris, sin ideas, sin propósito;
no sirve,
nada de eso sirve.
Mucho menos,
hurgar en ese carnaval polvoriento
de máscaras nefastas
de las que por alguna razón
-o muchísimas-
nos alejamos,
¡huimos!
acudir
únicamente a nosotros:
¿qué deseo? ¿qué necesito?
¿por qué el dolor de panza, de cabeza,
el que sea?¿por qué este nudo en la garganta?
¿por qué la desesperación
por no estar haciendo nada "productivo",
por no tener una puta idea?
hay días así.
huecos.
¡Asumirlos!
no dejarnos caer en esas redes peligrosas,
insalubres:
puede resultar tentador
pero no.
No ayudan.
Enferman,
negocian con nuestra ansiedad
y en esos momentos
no somos buenos para negociar.
Solo esperar.
Pasa la abulia,
pasan esas sensaciones
que parecieron eternas
y todo vuelve.
Los proyectos,
los sueños vuelven;
Las letras vuelven,
siempre nos esperan
nos entienden,
nos traducen.
Aquí están.
Aquí estoy.
Las abrazo.
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