lunes, mayo 20, 2024

Vulnerabilidad otoñal

 Estás ahí.


 Sé que tal vez

 aceptarías seguirme,

 

 mas triunfa en mí

 el orgullo,

 el recuerdo de tus "apariciones" y "desapariciones"

 continuas;


 las devoluciones

 que en vano esperé


 hace un tiempo.


Sí, seguramente

volverías con tus saludos pseudo-afectuosos,

tus corazones aprobatorios,


alguno que otro comentario,

-si es que lo habría-;


pero no me alcanza.


¡Tendría tantas palabras

por decirte!


¡tanto de mí

para tan nada!


no quiero colocarme

en el lastimoso lugar

en que me ubicarías,


ya no más.


Pero en el cielo azul

brilla como nunca 

ese sol maravilloso,


hay hojas coloridas

por todas partes,


caen sobre mi cabeza,

sobre mi abrigo,


mientras camino

por las veredas ornamentadas 

en amarillo, ocre, rojizo,

-según-.


el otoño

me vuelve vulnerable:


el café caliente,

el vidrio empañado del bar,


las servilletas en las que improviso ideas

que serán o no poemas


desdibujan mi cordura,

mi sensatez


y es entonces

cuando experimento ese imperioso deseo


de buscarte.


Pero no quiero lastimarme,

bastante lo hice antes;


entonces


te quito de la pantalla,

ignoro el "seguir"


y continúo con mis letras:


el único modo

de enmarcarte en algo soñado 

aunque inalcanzable;


pero el único modo


de no olvidarme

de que existen los sueños


así nunca se concreten.

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Cristina Del Gaudio

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