lunes, octubre 28, 2024

La que cantaba

 No quiero esconderme

 detrás de mis letras.


 No quiero enrolarme

 en la generosidad


 de brindar,

 desarmar los secretos,


 hacer ver

 o ayudar a que esto ocurra.


 En verdad,

 no es que no quiera

 o no me parezca bien;


 entiendo


 que me coloco

 en un lugar


 no muy distinto,

 igual, diría,


 al de aquellos

 a quienes escribo esto o aquello;


 también peno,

 también me desgarro 


 por mi gran amor perdido


 -imposible, imposibilísimo-;


 también


 sueño, -o ya ni siquiera sueño-

 con una vida nueva,


 un retorno

 a las emociones, a las risas

 con, sin motivo;


yo siempre fui

la que cantaba,


aun en las peores circunstancias;


la que en el transitar de tantas pérdidas,

en las partidas de muchos seres queridos,


en lugar de decaer, abandonarme,

darle la derecha a la muerte,


insistía con más y más ímpetu

en mi objetivo,

profundizaba mi vocación,


apuntaba

con una flecha más certera;


pues entendía, entiendo

que esa persona


al partir


ya no podía, no puede hacer nada,


no cabía, no cabe el arrepentimiento

por el no haber luchado por tal o cual cosa,


cuando ya es tarde para ello.


Todavía no lo es para mí.


Entonces, su partida

me exige más y más;


así lo pensé siempre;


mientras otros lloraban,

se lamentaban,


se aliaban a la oscuridad,


 yo la peleaba con más fuerza,

 gozaba de mi sacrificio


 y luego, de mis logros;


 hoy, algo abatida,

 necesito recordarme esto


 y contárselos,


por si a alguno de ustedes

los motiva;


lo perdido, los perdidos

se perdieron... para siempre.


Nosotros

todavía estamos acá.


La lucha acabará

recién en nuestro último día


y ya no habrá lugar

para reparaciones, cambios,


quehaceres

pospuestos.


Si hoy puede empeñarse en lo que apuntemos,


si no es hoy pero podría ser mañana

o dentro de un mes,


debe

concretarse;


basta con adoptar la idea,

capturarla,


imprimirle no voluntad sino espíritu;


transformar esa antigua expresión: "el NO ya lo tengo"

en "el SÍ ya lo tengo o lo tendré".


¡Ánimo!


-También para mí,

 claro-.







viernes, octubre 25, 2024

No es el bar, ni el café

 Me preguntaba

 por qué me atraía,

 me atrae


 siempre


 el mismo bar,

 rodeado de las mismas calles,

 

 con sus inmensos ventanales,

 desde donde puedo ver a esos árboles

 hoy verdes,


  por la proximidad

  del verano.


 En fin,

 no es tanto el sitio,


 ni el café

 que no siempre es bueno.


 Es el recuerdo


 de aquellas charlas

 en esa misma mesa,


 tus ojos, tu voz,

 tu mano,


 tu compañía,


 aun me esperan

 allí,


 -o así quiero imaginarlo-.


Tu mirada

se encuentra con la mía,


se confunde,


se convierten

en una sola.


No importa la calidad del café,

ni de las medialunas, ni de lo que fuera;


no importa tampoco

todo lo demás


que está fuera

de ese lugar,


fuera de mi alcance;


de todos modos,

solo puedo pensarlo, 


fantasear

con un nuevo encuentro


-siquiera, virtual-.


Nada más que eso.


Hay días en que es mucho,


hay otros


en que es nada.


(las lágrimas que intento disimular

sabrían explicarlo mejor).


De todos modos,

no es el único lugar

en que estás presente:


hay otras calles

en otros barrios


por donde caminaste,


por las que nunca caminé

o tal vez lo hice, no sé...


siempre retornas

a mí,


aunque no se te vea,

ni se te lea, ni se te escuche.


(Habitás en mi corazón

desde hace tiempo);


Cuando regreso

a la que supuestamente, es mi casa,


al cerrar la puerta,

siento que te dejo afuera.


¿Esperándome?







lunes, octubre 21, 2024

Alejarse...de uno

 Tardé demasiado tiempo

 en comprender


 que esa necesidad compulsiva

 de ser aprobada, elogiada


 -o algo por el estilo-,


 tenía que ver con una imperativa, imperiosa

 búsqueda


 de auto-aceptación;


 por eso, cometí tantos errores:


 entre ellos, 

 adoptar gustos, hábitos,

 inclinaciones


de otro, de otros;


 ¡sin darme cuenta

 hasta qué punto los había integrado


 a mi persona!,


ingresándolos, sin más,

al abanico de mis propias

elecciones,


o en el peor de los casos,

suplantándolas;


 ¡terrorífico!


 no solo no conseguía

 la atención de la o las personas

 elegidas (?)


 sino que me había alejado

 tanto pero tanto 

 

 que de pronto,

 hasta dejé de mirarme al espejo.


 Fue entonces que sentí pánico.


Y costó, ufffff

volver, retomar


mi verdadero ser,


recuperar mi propio criterio,

mi línea de pensamiento;


reingresar a mis cuestiones, mis hobbies, 

mis elecciones,


¡mi vocación!


abandonados por completo

por un largo período;


tanto fue así

que casi no los recordaba.


El interés en nada, en nadie,

justifica


el dejar de ser quien se es.


Como escribí

en otro texto,


había tomado "vacaciones"

¡de mí misma!


hoy


de regreso,


insisto en sostener

mi pensar, mis opiniones,


volví a adoptar mis gustos,


a exhibir, libre de toda influencia,

 mis particularidades,


¡mis locuras!


¡la entienda o no,

coincida o no


quien sea!

viernes, octubre 18, 2024

Elixir de esperanza

 Otra semana.


 Semana de miedos,

 de problemas,


 de risas,

 de proyectos;


 mas siempre y como siempre

 impregnada de ese elixir de esperanza,


 del misterio seductor que implica ignorar un futuro

 que podría, puede ser inmediato;


 de esos:

 mañana, quizás,


 pasado,

 la próxima semana.


Aunque este maravilloso día,

tan parecido al verano


es lo único que cuenta,

lo único tangible;


cada uno de los pensamientos,

los presagios,


los actos,


las decisiones,


en instantes,


se  esfumarán

o profundizarán;


estará la misma casa 

del techo de tejas


en el mismo sitio;


pero no será lo mismo,


no se sentirá lo mismo

al verla, al admirarla;


tampoco

a la enredadera,


ni a los árboles,


ni a los trenes,


ni a las personas;


nada será igual 

dentro de un segundo.


Por eso, un segundo

que parece nada


¡es tanto, es muchísimo!


Todo, absolutamente,

puede cambiar,


para bien,

para mal.


Dejar de ser importante

lo que fuera


y recuperar, segundos después,

su importancia;


así de relativo,


¡así de efímero!


el beso de hoy,

el abrazo,


no serán iguales a los de mañana.


ni los recuerdos,


ni los sueños,

ni los deseos,


ni los enfados;


pues, dentro de un rato,

mañana -o quien sabe a partir de cuándo-


nuestra perspectiva,

nuestra actitud


-absolutamente proclives

al cambio-,


revertirán

cualquier cuestión. 


Y en ello reside 

la magia


de la vida.

viernes, octubre 11, 2024

Alienados

 En ocasiones,

 no sirve de nada


tratar de contener,

de apoyar,


no sé,

alcanzar

siquiera, un vaso de agua,


a determinadas personas;


¡parece increíble!


pero hay quienes

se molestan


ante las atenciones, los cuidados,

los "mimos";


¡existen esos seres!


-y se debería aprender

a distinguirlos-


que necesitan

mostrarse, porque no lo son,

-nadie lo es-


autosuficientes.


¿De dónde proviene

ese tipo de actitud?


¡quién sabe!


debieron haber sido ignorados

cuando niños,


debieron

tener que auto-proveerse como sea,


¡quizás,

hasta fueron castigados,

maltratados de una u otra forma!


¿abandonados?


 no es nuestra tarea,

 -salvo que nos especialicemos

 en esas cuestiones-

 hacernos cargo,


mucho menos,

experimentar culpas.


nunca se sabe

qué pudo haberles sucedido


y si se llegara a saber


probablemente


ya no se  estaría o no se debería estar

involucrado


con aquellos


en que reinó,

reina el resentimiento;


se aíslan

cuanto pueden de los demás,


les molestan

la alegría, los festejos,

los logros de quien sea;


viven

encerrados

en su bunker,


dentro de su propio mundo;


ajenos a lo que opinen,

consideren los demás;


creyéndose únicos,

todopoderosos,


capaces

de bastarse a sí mismos;


considero


que no deberían

acercarse a nadie,


¡a nadie!


ninguno tendría por qué

pagar si su madre, su padre,

ambos


o quien sea,


les hicieron, les hacen

algún tipo de daño 


que los convirtió,

los convierte...


en alienados,


de los que sería mejor,

-diría, urgente-,


alejarse.


¡Cuanto antes!



  

lunes, octubre 07, 2024

Desoír el aullido

 ¡Qué pena,


 quienes en pos

 de éxitos, de dinero,


 se olvidaron,

 se olvidan


 de su alma!;


no entienden

que allí se aloja


el ser verdadero,


despojado de un cuerpo, 

de todo lo material;


donde germina, crece

lo que se es,


lo que se siente

de verdad;


lástima 

que tantas veces

se desoiga ese aullido,


esa solicitud insistente

de regreso


a nuestro ser

natural,


a lo que quizás,

fuimos cuando niños:


tiempos

en que no se privilegiaba


lo que se tenía,

lo que se deseaba tener,


¡no, nada de eso era prioritario!


Solo cuando la mente logra dispersarse,

elevarse,


¡se escribe con letras invisibles!


así, tantos crean

solo en lo que ven;


se pinta esa obra de arte

que pocos, muy pocos


visibilizan,


pues entonces, lo que nos trasciende

no es lo tangible, 

no son las posesiones;


solo lo necesario

para vivir,


para poder seguir,

para poder contar estas, tantas experiencias,


para dibujar historias

dentro nuestro


y luego,


arrojarlas 

en cualquier papel,

cualquier dispositivo,


para que algunos -o muchos-


rediseñen sus propias narraciones,

reescriban sus propios versos:


en principio,


en su interior.



 

domingo, octubre 06, 2024

Insuficiente hasta para una sola lágrima

 Podría decir

 que es domingo:


 pues el silencio

 hace más ruido que nunca;


 el sol,

 ¡menos mal,

 el sol!


 lo ilumina todo,

 -hasta los pensamientos más oscuros-;


 podría excusarme, digo,

 diciendo que es domingo


 pero como no llueve,

 ni hace frío


 no alcanza, 

 no basta


 para imponer

 ese recuerdo


 que de todos modos, 

 exigiría un esfuerzo,

 

 insuficiente hasta para una sola lágrima;


 pues hace tiempo, no exprime mi corazón

 ni altera mis sentidos;


 no hay domingos

 sin melancolía,


 ¿o sí?


 no importa el día,

 el clima, la hora;


te fugaste

o te fugué


de toda sensación

de añoranza,


de toda ilusión,

¡aun de los sueños!


pensar que solo era leerte,

oír tu voz, -¡tus mentiras!-


y no importaba nada más

-ni siquiera me importaba de mí misma-.


Hoy puedo mirar por la ventana

o no,


salir o no,


sonreírle a esos árboles

que apenas exhiben las primeras flores


de esta primavera,

-otoño, en tu caso-


que no promete nada,


que desoye todo clamor,

cualquier exhibición de tristeza, de alegría;


al activar, sin saberlo, ese renacer,

ese nuevo despertar, ¡esas ganas!


que tanto pero tanto

me hacían falta.



 






 

Cristina Del Gaudio

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