Caricias
-decís-.
Abrazos,
besos
y más.
Cuando esto termine
-decís-.
Aún con el pensamiento
poco claro,
con las ideas,
la falta de expectativas
o las expectativas latentes;
aún
con el miedo,
la incertidumbre,
las ganas de salir corriendo
y enfrentar al maldito enemigo;
aún
con ese ímpetu,
aquí espero.
No sé, siquiera, qué espero,
quizás, tan solo que pase el día.
Entretanto, hago esto que me gusta hacer,
lo único que me libera del gris
que ya no atraviesan ni insinuaciones,
ni frases pseudo-amorosas,
¡ni promesas!
no quiero promesas,
Quiero realidades.
Si esto acaba,
si algún día
nos encontráramos
de nuevo,
no sé,
veré qué hago
con aquello;
ni lo imagino,
ni lo ansío;
no voy a mentirte,
ni voy a mentirme.
nada aseguré,
nada dije
que sugiriera nada
de lo que vos
imaginás,
deseás.
En verdad,
mi corazón no late con urgencia,
al menos, no por vos,
lamento decírtelo;
no te sueño,
no te visualizo,
no te anhelo.
Por ahora,
solo sobrevivir
con la salvedad
de su insustituible presencia,
la de ellas,
las incondicionales:
me comprenden,
sustentan mi decir;
silenciosas,
inquietas,
más, menos inspiradas:
mis palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario