que no está en mí
el ser paciente;
me cuesta
una enormidad
esperar
lo que sea:
en un negocio,
que me atiendan,
cualquier cosa que me traigan
a domicilio,
¡una visita de quien fuera!
un llamado,
una respuesta
a un mensaje,
una nota,
cuando estudiaba,
una confirmación
de un empleo,
un pago que me adeuden,
una fecha en que se celebre algo,
la hora de encuentro con alguien,
el resultado de un estudio,
la atención de un médico,
peluquero, etcetcetc.
Sin embargo,
si se trata de vos,
¡qué loco!
puedo esperar años,
cada día, verlo, sentirlo
como a una nueva posibilidad:
¿hoy escribirá?
¿leerá lo que le escribí?
¿responderá, llamará?
¿se acordará
de esta fecha o de cualquier otra?
¿me saludará
por esto, por aquello?
así,
transcurrieron, transcurren
meses,
años,
vida.
Sin embargo,
pese a que todo, absolutamente,
indica que no sucederá
nada de lo que espero,
en cuanto a vos, a mí,
a nosotros,
sigo esperando.
¿Una especie de Penélope?
en el caso de La Odisea,
no fue en vano
el enorme lapso temporal transcurrido;
pero si recordamos la letra de la canción
de Serrat,
si sucediera algo similar
a lo que el cantante relata,
si un día vinieras por mí,
o me escribieras, me leyeras, me llamaras
-ignoro de qué modo sería,
increíblemente,
todo puede suceder-
tal vez, me costaría reconocerte,
¡ o ya no te reconocería!
de hecho,
si ya no sos, hace tiempo, el mismo
de aquel que fuiste,
¡fabulosamente fabuloso!
en menor grado, mucho menor,
lo serías,
lo serás
dentro de
¿quién sabe?
cuánto.
todo puede suceder-
tal vez, me costaría reconocerte,
¡ o ya no te reconocería!
de hecho,
si ya no sos, hace tiempo, el mismo
de aquel que fuiste,
¡fabulosamente fabuloso!
en menor grado, mucho menor,
lo serías,
lo serás
dentro de
¿quién sabe?
cuánto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario