sábado, septiembre 05, 2020

Entre mis decires

 ¡Día de sol!


pero no es aquel,

el de no hace tanto;


esas lúgubres esferas,

guardianas de ilusiones

encriptadas,


insisten, ¡insisten!


cuesta ver a este sol

sin que nos atraviese;


¡ aunque si apenas pudiéramos ver

un pálido destello


desde una muy pequeña, inalcanzable

ventana


lo extrañaríamos!;


De todos modos,

no es aquel sol,


¡el de los tiempos de risas, de libertad,

de cara al viento!


no es aquel sol,

el de las caminatas sin destino ni horario;


es el sol

del invierno más largo

que pudimos, podemos,

ya no podemos


soportar.


Cuesta.


Y eso que sostuve, sostengo

mi buen ánimo

y el de algunos otros,


durante estos largos,

interminables meses;


¿o lo intento?


¿llegará el verano

a nuestra alma, nuestra piel,

nuestro pensamiento,


deseos, ansias, planes?


¿volverán aquellos

abrazos entrañables?


no es que reniegue

de este sol,


no, claro.


Pero no olvido ni olvidaré

que es el sol de los tiempos del miedo,

del miedo a perderlo todo:


amores, salud,

trabajo, hogar;


cierta voz,

-ignoro su procedencia-

me dice algo así como un "falta menos"

o "todavía hay que esperar"


¿cuánto más?


el cuerpo, la mente se rebelan.


Falta.


Todavía falta.


De todos modos,

como puedo y porque así lo quiero

estoy aquí,


respirando, entre mis letras,

el sosiego a las casi continuas disputas

con mis demonios;


exhalando

entre significantes

o insignificantes


lo que en verdad siento,

padezco,

lamento, extraño;


lo que en verdad,


soy.




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Cristina Del Gaudio

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