No puedo revelarlo,
no, no puedo.
¡Es tan fuerte,
poderoso, imbatible!
nadie podría entenderlo,
nadie
ni yo.
Lo oculto tan bien
que olvido dónde;
entonces, lo busco,
desesperada, enloquecida,
aquí, en la calle,
en cada rostro, en cada palabra,
gesto, nombre, idea, expresión,
en los sueños
y nada.
¿Será que no sé aún
lo que busco?
¿serás vos
a quien busco,
necesito, añoro?
todo empezó
como una fantasía
convertida, de pronto,
en una especie de "realidad";
y terminó.
¿Terminó?
supongamos que terminó
de igual modo;
te creé
para tener EL motivo;
para despertar
y que todo volviera, cada mañana
a recobrar cierto sentido.
Te creé,
mejoré ciertos aspectos,
estropeé otros;
en fin,
me convertí en tu Frankestein,
hasta que se invirtieron los roles:
fui yo, lo soy,
ese monstruo
que no puede
o no quiere
conjurar la maldición;
ávida
de tu interés absoluto,
exclusivo.
¿De tu amor?
Yo
no pude evitar ese feroz empeño
en insertarme en tu mundo, en tu ámbito,
saber más, mucho más;
todo sucedió porque un día
decidiste rechazarme,
aniquilar todo lo que éramos,
lo que quisimos ser,
lo que pudimos.
Como la criatura de Mary Shelley,
me quedé sola, vacía;
fue así que comencé a espiarte,
a escondidas,
detrás del agujero de la cerradura,
con el deseo ilusorio de ser parte
de esa aparentemente perfecta unión,
de los festejos, las risas,
las discusiones,
de todo, todo lo que te rodeaba, te rodea;
quise ser una más
entre ellos, entre ustedes
y claro,
no resultó.
Me apartaste del todo y de todos,
me arrojaste al olvido;
te asustó
mi tan explícita invasión;
todo
para atraerte,
para recapturar tu interés;
todo
para que me adoraras,
me adores
como antes.
Me odié,
me odio por ello.
Todavía te busco,
incesantemente;
siempre hallo un recoveco,
algún intersticio
que al parecer, se te pasó por alto;
¡Qué triste esperar
lo inesperable!
Ver nacer, enfermarse, hacer cosas,
enamorarse,
no hacer nada,
construir, destruir,
morir
a tantas personas.
Pasan los años
y en estas, mis letras,
mi sentido, mi razón de ser
mi pasión enfermiza
persiste.
Ignoro si alguna vez
me libraré
de tan voraz
parásito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario