El beso,
el abrazo
parecen remitirse
a tiempos tan lejanos,
¡a otra era!
es difícil.
¿De qué otro modo, el cuerpo, el espíritu
necesitan, se alimentan
se sacian.
se incentivan,
renuevan su ánimo?
¡sentirse querido,
comprendido, deseado!
no bastan
esos abrazos dibujados,
esos besos, esas flores
que se ven, se intercambian
sobre la pantalla fría;
no es suficiente,
no alcanza, tampoco,
verse a través de una cámara;
se intenta, en general, poner la mejor cara,
una sonrisa armada, casi ficticia
se evidencia;
palabras, frases
que se escuchan o se leen
se tornaron, se tornan
reiterativas,
tan faltas de promesas,
¡es que no hay promesas,
no puede haberlas
pues, no se sabe
cuánto más, qué más,
cuánto hay de engaño,
cuánto, de cierto!
no es fácil.
¡No lo era antes!
se hace lo que se puede,
algunos lo que no
¡pero es comprensible!
pese a las consecuencias,
pese a la amenaza que sigue,
¡que sigue!
se necesita ese espacio,
esa reunión con gente amiga,
con amores;
esas confidencias,
esos secretos
no sirven,
no contienen,
si hay distancia,
si hay literalmente, distancia.
Se sueña
también, con lo que se puede.
Una noche, es algo que ya pasó,
¡otra, algo que se desea tanto,
se añora, se necesita!
así, se sepa que falta tanto
o más que tanto;
nosotros, fijate,
nos distanciamos antes.
Tal vez, fue mejor,
lo ignoro.
Hoy menos que menos:
la caricia oportuna, certera,
piel sobre piel,
sintiéndose uno solo,
miradas, roces,
más, menos suaves,
¡cada parte del cuerpo,
todas sus partes
encendidas, vivas!
exhalando sabores, olores
fusionados cual obra artística
del mejor pintor;
sin pensar, sin medir,
sin mirar el reloj;
cuando todo eso y mucho más
era posible.
¡Qué no daría ahora
por un instante, al menos un instante
de esa inusitada,
inolvidable, locura!
y no sé,
en realidad, supongo
que no lo supimos valorar;
siempre nos parecía
o me parecía
insuficiente.
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