domingo, diciembre 13, 2020

Juntos pero no masificados

 Creen que pueden distraernos,

 creen que logran convencernos;


creen que su mínimo esfuerzo

-o simulacro de lo que fuera-

nos colma, 


¡que les podemos perdonar todo

cuando ellos no perdonan, no olvidan,

provocan, nos sumergen (o tratan de hacerlo) en el miedo,

la inseguridad,


el dolor,

en la circunstancia que les sea dada

o no!


Pero la guerra es contra aquellos que no adhieran a sus supuestas convicciones

aun, si en un rato, mañana, cuando se les ocurra

cambien;


porque así son,

así fueron, así serán.


¡y todavía pretenden que estemos agradecidos

por lo poco o nada,


por la nada!


que hicieron,

que hacen.


Creen que es un puñado de gente;

pero no es un puñado, es cada vez más grande,


y ama a su país,

¡ lo ama de verdad!


al punto de trabajar por él,

de no olvidar ¡nunca!

las leyes, 


la dignidad del trabajo,

de honradez, la consideración hacia el otro,

nunca la violencia, menos, por la violencia en si.


Creen, en fin,

que nos engañan.


No, están equivocados.


No somos de utilizar armas,

más que nuestras marchas, nuestros reclamos respetuosos,

nuestra palabra, nuestra voz, oral o escrita;


no es por debilidad,

ni por temor,


no es porque no se pueda o no se deba


¡no es porque nos sea fácil

soportar tantos atropellos!


es un modo de ser, de pensar,

de actuar, de buscar acuerdos.


¡De buscar la paz!


no fuimos criados ni enseñados

en la violencia,


nuestros antepasados

trabajaron por o en lo suyo,


lucharon,

perdieron, ¡tantas veces perdieron!


por sus hijos, por su país,

por su propia memoria.


Hoy

son honrados

en sus tumbas


o quizás, algo de ellos

esté en la naturaleza, en la tierra

en que crecimos, nos esforzamos,


a la que cuidamos,


en un pensamiento, una forma,

un sentir


únicos y no por eso sin divergencias.


El ponerlo todo,

sin pisotear los derechos de nadie;


respetando lo que nuestra Carta Magna

nos señala,


pues, para ello,

se reunieron personas desde ya,

mucho más escrupulosas


Y crearon las leyes.


No importa si otros no cumplen,

si otros se empeñan en ensuciarla,


en estropearla, denigrarla,

destruyendo todo lo comenzado,

todo lo que aseguraría un mejor futuro;


no importa si se obstinan,

en mil modos,

de aniquilar nuestros sueños.


Seremos fuertes,

no cambiaremos por nada ni nadie

nuestros principios.


Saldremos en paz

a reclamar lo que nos quitaron y nos quiten,


juntos

pero no masificados,


juntos

por amor.


El amor más grande y poderoso:


el amor a nuestra república.

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Cristina Del Gaudio

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