martes, diciembre 22, 2020

Es hoy. No mañana.

 Quieren

 que seamos sus rehenes.


Quieren

a costa de lo que sea,

perjudique a quien perjudique,


someternos

a sus designios;


quieren

que renunciemos a toda mera idea de alguna posibilidad

de crecer, de hacer las cosas bien, 


¡de ilusionarnos

con una vida distinta

con un apuntar a un futuro de crecimiento,

de creación constante en pos del bienestar,

la salud, la educación,


de todo tipo de mejoras

que hagan de este país

un país pródigo, 


sin tremendo bagaje

de incertidumbres;


un país 

al que todos elijan venir,


al que se tome

como modelo,


como sucede

con los países que sí cambiaron su historia,


aun a costa de terribles padecimientos,

pestes, injusticias, crímenes caprichosos

de seres carentes de la más mínima

consideración hacia sus semejantes,


hacia ellos mismos.


Pues, sean como sean,

así, parezcan eternos,


todos sucumben.


Todo gran imperio

que se creyó 

absolutamente invencible,


se derrumbó.


Los grandes poderosos

padecieron su arrogancia, 

su desdén, su alejamiento

de quienes eran sus súbditos,


en muchos casos,

sus esclavos,


también de sus seres queridos.


Todos lo padecieron.

Todos lo padecen

en algún momento:


La enfermedad, el deterioro,

la muerte


les llega a todos,

con más, menos poder, dinero,

seguidores, fama, conexiones,


lo que fuera.


Cuenta el hoy.


El hoy nos reclamará mañana,

nos preguntará: ¿qué hicimos,

por qué no lo hicimos,


por qué nos doblegamos

a tantas presiones, torturas,

injusticias,


por qué  nos dejamos vencer

por el miedo que se empeñaron en inculcarnos

y tantas veces


lo consiguieron?


Por eso, vivir el hoy

es la táctica.


Hoy defiendo mis ideas,

hoy muestro quien soy, 

digo lo que pienso,


no me someto a decisiones de otros

sobre mi persona, mis bienes, mi ideología;


hoy no admito cuestionamientos,

ni siquiera del vecino de al lado.


Sin violencia,

con astucia,

con la cabeza en alto,


con la autoestima intacta.


Hoy no abusarán de mí

en ningún sentido.


Hoy no me harán inclinarme

ante nadie ni nada.


Hoy no obedeceré 

reglas, indicaciones, normas

que no estén alineadas a mi modo

de ver, de pensar, de ser.


Hoy

haré algo, lo que pueda, alcance a hacer,

vinculado a mis sueños, a mis deseos, 

a mis ganas.


Hoy

diré lo que siento por quien sea

y también lo que ya no siento.


Hoy.


Si así no lo hiciera,

que mañana

Dios, el Universo,

mi país,


yo misma


me lo demanden.



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Cristina Del Gaudio

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