lunes, agosto 01, 2022

La no-perfección

 Eficaz,

eficiente,


siempre impecable,


ni una sola pelusa

sobre ninguna de sus prendas

por cierto, muy costosas;


de caminar firme,

pasos seguros,


como sabiendo siempre

hacia dónde iba,

hacia dónde debía ir;


sus empleados

se sentían a salvo

con su presencia,


aun

cuando tantas veces los maltrataba;


su palabra: indiscutible,

sus decisiones: incuestionables,


¡ella era la reina

de ese lugar!


o así la consideraban

aquellos a los que había convencido;


particularmente,

nunca me convencieron, ni me convencen

los "perfectos";


siempre supe

que como a un globo

un pequeño alfiler

puede hacerlos explotar;


nunca creí

eso de ser "infalible",


siempre preferí mis defectos,

-incluso, los defendí-,

a mis supuestas virtudes;


pues a esa no-perfección,

debo quien soy, lo que hago,

como pienso, siento;


¡le debo estar viva!


jamás me importó

revelar mis temores, mis obsesiones,

a nadie;


-será por eso

que ahora, siempre,

estoy escribiendo-.


"Escribo para vencer el miedo",

dijo la poeta Elena Cabrejas.


Y así es,

así me sucede;


no es malo

ni vergonzoso

reconocer: no sé cómo hacer esto,

no entiendo aquello, le tengo miedo a...


¡no somos robots!


¡amamos,

detestamos,

nos angustiamos,


nos agotamos,

sufrimos!


acumulamos tensiones

que suelen enfermarnos


¡y matarnos!,

en tantos casos.


Está bien intentar ser mejores,

aprender, ocuparnos,


mas no siempre lo logramos

¡y está bien! 


se puede reintentar,

una, dos, cien veces;


en cada oportunidad

vamos, iremos creciendo,

incorporando experiencia, sabiduría;


lo más importante

es no olvidarnos, ni por un instante,


de nuestras debilidades


¡tan humanas!



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Cristina Del Gaudio

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