Caramelos,
globos,
bombos, matracas
mientras nos cuentan
-no sin un dejo de malicia...-
lo terrible
que será lo que vendrá,
las carencias
aún más pavorosas
que nos acuciarán
en...
un par de meses,
supongamos.
¡Nosotros
somos más fuertes!
¿o no?
por eso les daremos caramelos,
colgaremos globos de mil colores
en sus ventanas,
ornamentaremos con guirnaldas
sus balcones,
sus puertas de entrada,
al ritmo de tambores y matracas;
no lograrán
amargarnos ni un solo segundo,
¡ni un solo segundo!
la mayoría
descendemos de gente valiente,
fuerte, trabajadora,
gente
que no se dejó vencer
¡jamás!
ni al transitar las peores situaciones,
ni al tener que conseguir más de una ocupación
apenas,
para sobrevivir;
nosotros,
la mayoría,
descendemos de gente humilde
pero nunca resignada,
con principios,
valores, honradez,
¡dignidad!
los hubo que lucharon
hasta el último de sus días,
sin quejas,
sin transmitir mensajes perturbadores,
sin arrojar sus dificultades
priorizándolas a las de los demás;
Buena gente.
Por eso,
nada de quejas, ni miedos,
ni llamadas, ni mensajes
que entristezcan
a ninguno;
¡no tenemos derecho,
nuestros antepasados hacían lo que había que hacer
y nunca lloraron sobre el hombro de nadie!
por eso,
caramelos para los amargos,
globos para los que se olvidaron de soñar,
guirnaldas para los que se dejaron invisibilizar
por el temor, por la ausencia de ilusiones;
¡bombos, matracas
para que se sobresalten,
reaccionen!
¡la fiesta de la vida
recién comienza!
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