Oculto
detrás de su flamante automóvil,
detrás de su casa inmensa,
detrás de un supuesto título
-nunca comprobado-,
¡de una supuesta
reputación: cargos, honores, trofeos!
detrás de una familia
¿perfecta?,
detrás de una esposa
engañada una y mil veces;
-probablemente,
también lo olvidó-.
Detrás de tantos objetos
caros, carísimos,
se esconde
un señor
grande, muy grande ya
para estos juegos de simulacro:
ya nadie cree
en la obtención honesta
de tan ostentosos bienes;
algunos se preguntarán -y ya no tanto-,
a qué, a quién tuvo que renunciar
para acceder a ellos
o para que se los "accedieran";
¡pobre!
aunque es rico
en un solo sentido,
¡se lo ve tan solo!
le habla a los árboles,
no sabe que pocos, muy pocos
conocen ese dialecto;
le habla a alguien
que cree que está allí, a su alcance;
corre o camina casi corriendo
hacia ella,
¿una antigua novia?¿una amante?
-no lo recuerda-;
ella -o su imagen- extiende las manos
pero él no puede agilizar el paso
y no la alcanza;
ella sonríe
y se va;
quizás, fue un sueño,
se dice el anciano,
¿cómo distinguirlo de la realidad?
sus mantas, aun numerosas,
ya no lo cobijan.
El frío de la muerte
parece ser implacable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario