jueves, enero 04, 2024

Escojo sentir

 Nadie sabe


 cuánto puede llevarse

 en los pensamientos,

 en la proyección de la mirada,


 en el espíritu;


 quizás, lo experimenta

 ¿pero toma conciencia 

 de su valor?


 hoy elijo

 no llevarme el odio entre humanos,

 los crímenes, las guerras,


 la muerte;


 no es que lo olvide


pero deseo centrarme

en esos lagos, esos patos

despreocupados, alejados de toda información,


de nuestra presencia


o ausencia;


el contoneo de los árboles

con el viento fresco que alivia tanto

en verano,


el calor del sol

que anima los días,


fortalece los huesos,

alienta nuestros sueños;


prefiero


correr tras la paloma, la mariposa,

acariciar ese árbol que diviso desde aquí,

sumergirme en la magia inextinguible


de lo que no tiene valor material,


de lo que se nos ofrece, a diario,

sin pedirnos nada,


sin discriminar,


sin demandar,


sin cuestionar;


¡escojo sentir,

 escojo respirar!


aun cuando no me resulta, en absoluto, indiferente

el padecimiento de tantos;


selecciono, entonces,

estos naipes,


en el mazo infinito

que la vida 

ofrece;


así, camino

por las mismas calles


sabedora de que siempre

se verán distintas.


Decido

escaparle a la rutina,


a las incesantes

embestidas del miedo,


de la tortuosa 

incertidumbre.


En fin,

¡me inclino por creer!


en un mundo diferente,


en una reacción generalizada

que todo lo transforme


en pos 

de retomar antiguos -o no tanto- hábitos,

relaciones, actitudes,


¡pequeñas alegrías

que lo llenaban todo!


colocarse en esta postura,

cambiar la actitud, la perspectiva,


tal vez,

sea el secreto


para que en este mismo momento,

en un rato, más tarde,

mañana


y ¿por qué no?

en los días por venir


logremos


ser un poco o mucho más felices.












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Cristina Del Gaudio

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