A pocas cuadras,
la mirada más linda,
con esa frescura
que el tiempo se lleva
si se la deja ir.
A pocas cuadras,
las palabras, los gestos,
los sueños
que solo el corazón entiende,
cuando no le da lugar a la cabeza,
entonces, desoye sus acelerados latidos,
ese nudo que se siente en el medio del pecho
¿lo explicable?
¿lo inexplicable?
¡Que no se deje llorar al corazón!
no hace bien al alma,
ni al cuerpo;
una fotografía,
un leve recuerdo
verdadero o no,
alientan
a seguir
creyendo
en que algo, todo
es posible;
cambian el día,
la semana,
¡la vida!
no importa la duración,
importa si la sonrisa interior
regresa, si las ganas regresan,
si el propósito,
la ilusión, la perspectiva
regresan.
¡Salir de ese letargo abrumador
es el secreto!
de la cura de tantos males,
de tantos miedos,
de tantos auspicios
devastadores;
¡libertad!
para desear lo que fuera,
para hacerlo posible,
para no bajar los brazos,
para no sucumbir
al no se puede, no se debe,
¡no, no, no!
brindo con mi café humeante
y alentador
por más afirmaciones,
por más confianza,
por más fortaleza,
por más auto-permisos.
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