Una palmada
en la espalda,
una palabra
o más
de aliento
para el amigo
que sufre,
que se siente solo;
una palmada
en la espalda,
una o dos palabras
para todos los que se sienten solos,
los tantos que padecen
carencias, ausencias,
enfermedades, dolores,
injusticias,
amores contrariados,
amores tóxicos.
Una palmada
en la espalda
también para mí,
para esos días
en que corro, patética,
tras un pasado
que huele a naftalina,
a rancio;
una o dos palabras
para mi psiquis,
para mi corazón
cuando se pierden
en el camino,
cuando insisten
en torturarse,
sumergirse
en tantas imposibilidades;
cuando
buscan padecer
como sea
y a veces, por mucho tiempo.
Palmadas en la espalda,
palabras, infinitas palabras,
abrazos, risas, muchísimas risas,
todos los incentivos
para que reaccionemos,
para que nos reencontremos,
para que valoremos
a quienes en verdad, nos aman,
y están,
pase lo que pase,
así nos vean arruinados, demacrados,
hundidos en el barro
del miedo y la autocompasión.
Para ellos, aplausos, miles de aplausos
y gracias
por existir,
por elegirnos
pese a todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario