sábado, marzo 11, 2023

Abundancia...¿de qué?

 Me pregunto:


¿a qué apunta

el hecho de pedirle a alguien, 

no sé, al Universo, supongamos,

"abundancia"?


debería aclararse...


¿abundancia de afecto?

hummmm...lo dudo;


¿abundancia de dinero,

de lujos, de placeres, de viajes?


resulta que en los comentarios

algunos escriben:"así sea",

-imagino a qué tipo de abundancia apuntan-,

 ¡con un emoji de rezo!


¿No sería bueno

pedir abundancia de empatía,

de consideración a los demás,


de conciencia,

de apertura mental,


de solidaridad

ante los que no tienen nada,

ni agua (no solo cuando hay corte de energía)?;


algunos, ¿lo saben?

por ejemplo, en algunas provincias del norte de nuestro país

-y esto sucede en otros países también-,


se ven obligados a caminar

varios kilómetros para obtener algo de agua


¡y no necesariamente

potable!


lo pienso

cada vez que me baño,

lavo la vajilla, lo que sea...


e intento

día tras día utilizar menos ese ¡beneficio!


que a tantos

les parece común, "normal".


No, sepan que no lo es.


Hay gente que no tiene acceso

o únicamente a una canilla

donde hacen fila unos cuantos


para apenas, 

abastecerse;


vuelvo a esa cuestión 

de la "abundancia":


Está bien que se rece,


pero que el pedido se dirija, también,

a esas personas, a esos niños:


para que su vida mejore

y no con viajes ni lujos ni placeres,


¡con sus necesidades básicas

cubiertas!


y que accedan a un trabajo digno,

de verdad,


que pueda sostener

esos hogares, carentes de todo,


aunque no por ello


carentes de lo más importante:


su amplia sonrisa, ¡siempre tienen esa increíble sonrisa,

pese a todo, pese a nada!


y las ganas de seguir 

siquiera, sobreviviendo;


no como nosotros

que no siendo ricos ni poderosos

tenemos más que suficiente


¡para dejar de auto-compadecernos,

de sufrir por no poder tener esto o aquello

que si lo pensamos bien, no es imprescindible!


lloramos, 

discutimos,

nos enojamos,


porque extrañamos esos caprichos:

ropa, viajes caros, celulares,


porque pudimos pagarlos mucho menos

hace un tiempo

y así, obtenerlos.


¿Qué pasó luego?


la ropa,

en el placard, absolutamente olvidada;


el celular,

en un lapso breve... obsoleto,


sigue siéndolo y seguirá

porque es un "negocio", obvio;


los viajes caros

pueden costar no solo dinero, mucho dinero,

¡sino vidas!


(pregúntenle a la famosa modelo

qué pasó con su hija

por vacacionar en un lugar tropical, exótico);


podemos vivir

con muy poco,


sepámoslo.


Tengo varias carteras

y otras cosas;


atiborran

mi placard.


¿Qué hago

todos los días?


uso solamente

lo que está a mi alcance.


Y ahí quedan,

abandonados, polvorientos:


abrigos, accesorios,

lo que fuera


¡algunos,

todavía con su etiqueta!


comenzar a dar

algo de lo que tanto tenemos;


urge

hacerlo;


empecé

y les aseguro que es una alegría


y un alivio, a la vez;


despojarse

de todo eso que no utilizamos

ni lo haremos.


Es un modo de reiniciarse,

¿no?


deconstruir


el habitual, paupérrimo significado

que social, culturalmente, 

se le atribuye a la palabra "abundancia":


abundancia

de generosidad,


abundancia

de desprendimiento, de renuncia,


¡abundancia


de amor!



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Cristina Del Gaudio

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