Que si vengo
que si voy,
que si hice,
que si compré,
que si puedo comprar,
que si no puedo comprar;
¡así,
nuestra estúpida vida!
adheridos
a noticias
por TV,
por celulares, tablets,
lo que fuera;
la cabeza
hecha una madeja
imposible de desenredar;
¿y los libros?
¿y la poesía?
¿y las historias?
¿y las pinturas?
¿y el cine?
¿y la música?
¿y la naturaleza?
nada.
Todo eso y más pasa desapercibido,
¡todo parece intrascendente!
y ya las fiestas quedaron atrás,
ya el cumpleaños de y de y de...
quedan postergados
¡y no nos damos cuenta!
esas palabras, gestos, actos,
de amor;
esa inclinación a lo bello,
a todo ese verde
que en verano estalla particularmente,
a ese cielo azul
que se nos da
sin pedir devoluciones;
tantas imágenes,
tanta ¿información?
desplazaron a la vida misma...
Nos decimos, -si lo hacemos-,
que no hay tiempo,
¿no hay tiempo
o no nos permitimos ese tiempo?
¿o no bajamos esta aceleración,
o no nos detenemos a observar, gozar,
aprender
de lo verdadero,
lo que trasciende todo,
lo que realmente
significa estar aquí?:
poder respirar,
poder ver,
emocionarse, cantar, escuchar música,
¡reír!
recuperar las ansias de investigar,
de saber, de crecer;
¡claro que tenemos tiempo!
Siempre hay un momento
en que solo nos preocupamos,
nos asustamos, ¡tememos lo peor!
¡nos enfermamos!
finalmente, ocurre lo impensable
y no lo que tanto temimos;
por eso,
cambiar esa visión negativa
creo que sería un punto importante,
¡tanto, que lo transformaría todo!
ok, olvidé comprar esto,
no pude y no podré comprar aquello...
¡cuantas cosas creemos necesitar!
nosotros, los que todavía tenemos agua,
alimentos, ropa, salud, gente que nos quiere;
detengámonos.
El tiempo transcurre muy rápidamente.
Un día nos arrepentiremos
de haberlo hecho todo así de mal.
¿para esto alguien, algo
nos trajo acá?
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