viernes, marzo 24, 2023

Incondicional yo

Hay días

en que uno no es el mismo:


puede culpar

a alguien, a alguna situación,

al covid, a las vacunas;


supongo que,

simplemente,


el cuerpo,

el alma,


¡la cabeza!


ruegan

por un poco de paz,


silencio, armonía, 

un parate a los auto-reclamos,


cero preocupaciones,

cero obligaciones estrictas;


dejarse llevar,

-con la mente en blanco-


por ese sol embriagador,

por esos árboles pre-otoñales;


soñar otros sueños,


¡reiniciar sueños,

reiniciar vida!


podría ser en cualquier momento:

¡ahora mismo!


tomar conciencia de esto

es un buen comienzo.


Hoy me perdono,

hoy me permito dudar,

dejo de temerle a la incertidumbre,


me olvido de la angustia,

de ese estado de alarma incesante


por lo que podría suceder;


hoy

me elijo,


escucho, abrazo

a mi incondicional yo;


¡insisto

en sostener esa incondicionalidad!


nunca es demasiado tarde.


Curarse

es cambiar de actitud,


aceptar, confiar, esperar,

¡crear!,


para así

regar a nuestra planta interior;


ver

todo lo maravilloso

que nos rodea,


no solamente

lo negativo, lo injusto,

lo difícil;


quizás,

tuvimos pérdidas

en estos últimos años:


materiales,

humanas,

anímicas;


sería necesario

reaprender,


volvernos niños,

de algún modo;


recuperar

aquella mirada de asombro;


saltar, una vez más,

de esa calesita en movimiento


y si caemos,

levantarnos, como podamos,


sin renunciar nunca,

ni por un momento,


a aquellas risas

incontenibles,


¡tan contagiosas!



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Cristina Del Gaudio

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