Te vi
¿en un sueño?
tal vez;
quizás, fue anoche,
anteanoche,
la semana pasada o...
te vi,
nos vimos.
tu mirada:
increíblemente seductora
como siempre;
no hizo falta decir nada,
al parecer;
y no fue necesario
subtitularlo;
las palabras
hubieran sobrado;
¡todo está dicho
y no dicho
entre nosotros!
nuestras almas
podrían contarnos:
jamás pero jamás
olvidan,
-sobre todo
cuando algo es verdadero-;
me bastó con esa mirada,
no había en ella antiguos ni más ni menos antiguos
rencores;
no había reproches,
ni tiempos, ni lugares,
ni motivos;
solo ese fuego
poderoso
que nunca
se extinguió del todo;
un secreto
dado a muy pocos;
podría salir todo mal,
podríamos sentirnos pésimo,
aburridos, abrumados, cansados,
asustados, aturdidos, ¡desesperados!
y ese lugar,
tan tan pequeño
del que solo nosotros sabemos
nos recibirá
siempre,
con los brazos abiertos;
será refugio, será contención,
será deseo, será complicidad;
se mantuvo, se mantiene, se seguirá manteniendo
intacto,
a la espera
de nuestra búsqueda,
cada vez
que nos urja huir,
siquiera, por un rato,
de la realidad
pegajosa,
asfixiante.
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